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He acabado de ver una serie más que interesante. Se llama 'Line of duty'. Y es británica. Ha tenido una gran repercusión. Va de corrupción en la policía irlandesa. En aquel país debe de haber miles de corruptos con uniforme, según los guionistas. Los buenos ... son los malos. Algunos buenos. Los protagonistas, de una unidad anticorrupción que llaman AC 12, más tarde o más temprano pasan también por la mesa de interrogatorios. Y otros muchos con placa y sin pistola. Llama la atención que, cuando no quieren contestar a alguna sospecha de delito, dicen: «Sin comentarios». Con dos narices. Y se quedan tan frescos. No hay manera de que confiesen. Sin comentarios.
El otro día pensaba, a propósito de esto, que los ciudadanos de a pie deberíamos responder, cuando vemos u oímos auténticos disparates en la vida corriente, sobre todo, en la política, un rotundo 'sin comentarios'. Aunque sea en voz baja y para nosotros. Por ejemplo, la reciente polémica sobre si los presos catalanes deberían salir de la cárcel o no, leo cosas como esta de labios de Pablo Casado: «Sánchez ha usado una medida de gracia para dar un golpe de gracia (sic) a la legalidad, concediéndolo por primera vez a quien no lo ha solicitado, no se arrepiente y, además, amenaza con volverlo a repetir». No merece la pena comentar el tema, al menos para mí, tras las cifras que proporcionó el propio presidente de gobierno sobre los indultos efectuados por los gobiernos de Aznar y Rajoy. No eran separatistas, se dirá. Pero los catalanes tampoco son convictos por delitos de sangre, digo yo. Sin más comentarios.
Siguiendo con la oposición, la de nivel estatal, insiste e insiste, como si fuera la solución, en pedir elecciones anticipadas presintiendo la baja popularidad del Gobierno. A lo que contestan desde la Moncloa: vale, dentro de dos años hablamos. Al mismo tiempo, el mismo día quizás, la oposición de mi comunidad, el PSOE, insiste e insiste en pedir elecciones anticipadas presintiendo también la baja popularidad de un Gobierno de tránsfugas (dicen), a lo que contestan desde San Esteban: vale, dentro de dos años hablamos. Sin comentarios.
Y hablando de políticas banales, tiene gracia que se ponga la lupa sobre auténticas necedades para fastidiar al contrario. Digo esto porque vuelvo a leer que se investiga a quien autorizó a un exalcalde por vacunarse ¡un día antes de lo que le correspondía! Sin comentarios.
Declaraciones de María Dolores de Cospedal ante el juez: «Me reuní varias veces a solas con Villarejo». Y sigue diciendo que el alto mando de la policía entraba a Génova 13 por el garaje, para que no quedara constancia de su paso por el control. Y le pagó por «cortesía». No es comentario, es recordatorio: la misma estadista le pagó al denigrado Bárcenas «en diferido». No se podrá decir que no hay imaginación en la forma de pagar. Sin comentarios.
Aunque no sé qué es exactamente lo de la transexualidad, me ponen nervioso algunas declaraciones sobre la homosexualidad más radical, no comprendo bien las diferencias internas del colectivo LGTB, pero creo que la libertad debe alcanzar a todos. Sin embargo, el partido de extrema derecha hace declaraciones diciendo que las actividades del día del Orgullo «impregnan el centro de la ciudad (Madrid) de un hedor insalubre e insoportable». Y alude a la falta de civismo y a borrachos orinando en la calle. Sin comentarios.
Una de bancos. Para que luego digan que las refundiciones mejoran el horizonte de estas instituciones. Después de la enésima fusión que dio como fruto CaixaBank (suma de La Caixa y Bankia, a su vez, suma de sumas), esta institución ha aceptado reducir los despidos previstos, casi 8.300, a 6.750. Los pobres solo han tenido en 2020 un beneficio de casi 1.400 millones de euros, algo así como el 19 por ciento de los obtenidos en 2019. Sin comentarios.
¿Y qué me dicen de la cantidad de chistes que este pueblo de charanga y pandereta sacó a luz tras los continuos fallos de Morata, delantero de la selección española de fútbol? Que si no la sabe meter; que si falla más que una escopeta sin cartuchos... Este pueblo hizo lo mismo con la llegada de la Covid, y miren ustedes la gracia que ha tenido la exagerada cifra de fallecidos que provocó. Claro que el tal Morata, cuando marcó el lunes ante Croacia, pasó de villano a héroe, con la misma rapidez que había caído en desgracia. Sin más comentarios.
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