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Cierran mi barrio (por fin)

Sin un ápice de ironía digo que me encanta ver a mis vecinos movilizarse así y tirar de autogestión

Domingo, 16 de octubre 2022, 07:37

Las moscas de otoño, digámoslo claro, no son el animal favorito de nadie. Con el aumento de la humedad ambiental, la menor densidad del aire ... y las temperaturas más bajas, el bicho necesita posarse con mucha frecuencia en su lugar preferido: el ser humano. El gustirrinín no es mutuo. Se da la paradoja de que la mosca, anticipando ya el final del ciclo de su vida, se juega el manotazo letal. Cualquiera diría que ya se la pela todo. Algo parecido ocurre con los mosquitos, a quienes el cambio climático tiene revolucionados. Deberían morirse pero perviven con alegría en una estación cada vez más cálida y húmeda. Confunden Murcia con Costa Rica o el Magreb, y los mosquitos tigre se han aclimatado tanto que ya dicen acho y no tomes pesambre. Al menos a mí, cuando los busco pantufla en mano a las tres y media de la mañana por toda la habitación, me lo dicen. Creo. No sé. Igual me lo tengo que hacer ver.

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