Borrar

Peligros urbanos

Te quedas con ganas de decirle algo, aunque sea mentarle hasta su octava generación

Domingo, 10 de diciembre 2023, 07:27

Una escena que se está convirtiendo en cotidiana en nuestras calles es aquella en la que una persona viene directa hacia ti. Lleva un móvil en las manos, al que atiende sin pestañear. Va directo a ti. A veces lleva perro al lado, al que ... ni mira ni va a mirar. Otras, un niño. Igual. Esa persona no atiende a nadie más que a su móvil. Lo tienes a dos metros y piensas que se dará cuenta de que estoy aquí; seguro que parará y girará un poco a la derecha, lo suficiente para no chocar contigo. Pero sigue porque nada existe en ese momento para esa persona más que su móvil, ni perro ni niño ni nada. Su móvil. Ahora está a un metro de ti, y tú, que vas por la derecha, que tu paso es prudencial, que miras cuanto te rodea, que imaginas que ese que viene hacia ti se detendrá, vas moderando el paso, de por sí moderado, no sea que… Sin embargo, cuando está a medio metro, la persona en cuestión sigue enfrascada en su operación comunicativa, por lo que empiezas a pensar que lo mejor es ladearte ya que, de otra manera, te puede arrollar. Tampoco te atreves a advertirle nada porque seguro que no te va a oír. Así que, cuando estás a apenas diez centímetros de él, mejor dicho, cuando él está a diez centímetros de tu morfología, inicias un leve 'dribling', a modo de Vinicius jr., con el que consigues que pase a tu lado, sin modificar un ápice la trayectoria que inició a principios de la calle, y que mantiene sin enmendar una pizca. Te quedas con ganas de decirle algo, aunque sea mentarle hasta su octava generación, pero piensas que para qué, si no va a entender a qué te refieres, y menos tu enfado por su inconsciente acción. Miras hacia atrás y lo ves concentrado en su 'importantísima' operación con el móvil, enfilando a un nuevo individuo que hará lo mismo que has hecho tú. Y así, hasta que llegue a su destino. Esa persona, por llamarla de alguna manera, consigue el más difícil todavía: sacar a pasear al perro, o al niño, sin reparar en calles, plazas, gentes y demás. Que tiene mérito.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

laverdad Peligros urbanos