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La maleta

Los de cierta edad nos acordamos por fotografías de compatriotas cargados con grandes y modestas maletas de cartón

Domingo, 7 de julio 2024, 07:55

La imagen de una maleta es la más directa referencia a lo que hacemos una buena mayoría de la ciudadanía en estos días. Una maleta. Es signo evidente de que su dueño está a punto de salir a cualquier parte. No hace falta más. Una ... maleta. Y adelante. La meten en el coche, la meten en el tren, la facturan en el avión. Una cosa hecha. Antes ha habido que prepararla: poner el neceser con todos sus aperos, la ropa interior, calcetines, camisas o polos que es lo que más se usa con los calores, un pantalón además del puesto, si el viaje no es demasiado largo, si vamos hacia el norte (cualquier norte) echemos un jersey o dos por si acaso, más chaqueta en la mano que doblada se arruga, zapatos de repuesto no sea que... ¡ah! y un paraguas plegable. Todo esto en la maleta, que ahora no suele ser demasiado grande. Trolley la llaman; o maleta de cabina, con medidas pensadas para ponerla encima de tu asiento del avión, aunque a veces son demasiado grandes para eso, y han de llevarlas al equipaje general. Esto de las maletas con ruedas es otro invento de la modernidad. Los de cierta edad podemos recordar aquellos grandes maletones que utilizábamos para viajes largos, y que se podían embarcar, sí, pero cuando los recogías, los brazos se te alargaban hasta el suelo.

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