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La verdad es que me preocupa la sugerencia que nos han hecho desde las altas instancias del poder en Europa sobre la necesidad que disponer ... de un kit de supervivencia (o de emergencia) para sobrevivir a una posible catástrofe en forma de guerra nuclear o similar. Me preocupa y me asusta. En la vida se me habría pasado por la cabeza que íbamos a acabar comprándonos una mochila para meter en ella una serie de productos para resistir lo que venga. Muy fea debe de estar la cosa para que insinúen que podemos estar ante una amenaza monumental. De ahí que nos hayan aconsejado qué hay que tener a mano. De película, vamos.
Aunque los amables lectores, y lectoras, conozcan ya estas medidas por los medios de comunicación, no está de más repetir brevemente su contenido, eso sí, con alguna que otra nota aclaratoria de mi cosecha. Comienza por que tengamos agua embotellada, pero nada menos que cinco litros por persona; vamos a ver: mal empezamos porque no sé si mis lomos están preparados para un peso semejante. Sigue con alimentos fáciles de preparar y que no sean perecederos; más peso. Una radio a pilas; buen consejo porque si es de las que se conectan a la red sería imposible si no hay enchufes a mano. Una linterna; se la podían ahorrar porque la mayoría de los móviles llevan linterna incorporada; seguramente esto no lo sabían los sabios bruselenses. Una batería de repuesto para el móvil; para quien sepa ponerla, porque a mí que no me saquen del cargador normal. Un hornillo o cocina portátil; ¿pero cabe todo eso en una mochila? ¿No quedamos con que la comida debería ser perdurable? Añadan a eso combustible; claro, si no, no podríamos usar la cocina portátil. Y lo siguiente, cerillas: el combustible solo para nada sirve. Ahora que lo que piden después tiene bemoles: dinero en efectivo; para partirse de risa; ¿para qué demonios querrá uno dinero en efectivo en una debacle nuclear? Además, ¿no quedamos en que es mejor pagar con tarjeta? Creo que aquí se les ha ido la olla a nuestros guías. Al dinero le sigue medicamentos; eso lo primero, sobre todo para los que los necesitamos por la tensión. ¡Menuda tensión tendremos que soportar cuando oigamos en la radio de pilas que tenemos en un rincón de la mochila, que los malos empiezan a lanzarnos drones por diestro y siniestro! De momento, es la mejor recomendación: las pastillas, además que ocupan poco. Pero es que también nos piden tener pastillas de yodo. Confieso que no tenía ni idea de para qué servían. He preguntado y me dicen, pásmense, que se toman como prevención para un ataque nuclear. De risa me escacho; o de miedo. Ya me dirán: cuando estemos en pleno ataque nuclear, le diremos a quien nos acompañe: 'pásame el yodo, no sea me ponga malo.'
No crean que las recomendaciones se quedan ahí. Falta añadir materiales de primeros auxilios; es decir, vendas y tiritas para combatir los neutrones. También, cinta adhesiva, que por más vueltas que le doy no sé para qué servirá en casos extremos como los que tratamos. Y para terminar, un extintor, por si te quemas, más, atención, ¡artículos de higiene!, que creo que es lo más necesario de todas las sugerencias que nos dan desde la capital europea. De esos artículos de higiene mencionados, lo realmente imprescindible es el papel higiénico, ya que, lo normal, en personas normales como nosotros, es que, cuando empiecen las bombas, busquemos el primer excusado que tengamos a mano o, si no, un rincón alejado de vistas indiscretas, en donde depositar los miedos tremendos que nos producirán, sin duda, balas, fuegos, bombas y explosiones.
Desde luego que agradezco los consejos que nos llegan ante las catástrofes que se avecinan, pero con alguna excepción. Para mí, en vez de aquella comida no perecedera de marras, voy a congelarme un buen cocido, con sus patatas, garbanzos, un poco de ternera, otro poco de cerdo con su tocino, la imprescindible morcilla, unas pocas zanahorias, y col si eres madrileño.
No parecen demasiado atractivas las recomendaciones de Bruselas para estar preparados ante lo que viene. Con lo tranquilos que vivimos viendo cómo el Putin ése, y el Trump aquél, más el Netanyahu de las narices, se ponen moraos de vino y caviar entre altos el fuego y planes de atizar la cosa. Que se aticen ellos.
Y que Dios nos coja 'confesaos', como diría mi madre.
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