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El título de esta columna podría recordar al amable lector-a la conocida canción de Nacho y José María Cano titulada 'Hoy no me puedo levantar'. No se pudieron levantar después del palo recibido muchos de los políticos de la izquierda regional (y no regional) ... tras las elecciones municipales y regionales de finales de mayo. Y no solo ellos, sino sus (digamos) simpatizantes, que votamos estando convencidos de que la ola (alguien la bautizó como tsunami) se iba a llevar to p'alante. Como así fue. La crónica de una muerte anunciada, aunque algunos (pocos) creyeran que podría haber sido de otra forma. Parafraseando al inmortal Muñoz Seca, «¡Pobres locos! / Para asaltar torreones, / cuatro Quiñones son pocos. / ¡Hacen falta más Quiñones!».
Pero no me quiero enfadar. Vamos a ver, ha habido unas elecciones y el personal ha decidido votar de esa manera, ¿por qué me tengo que enfadar si los resultados no han favorecido a 'los míos'? ¿No han ganado en buena lid? Pues eso, aquí paz y después gloria. Por lo que no me quiero enfadar. ¿Que pactan de esa manera? Pues que pacten. Ahí está Valencia. Palabras del nuevo consejero de Cultura: «Cualquier democracia, cualquier libertad está construida sobre una guerra que se ganó, y las victorias militares y la celebración de la Pascua son el gran vigor del mundo». Da un poco de yuyu, pero es lo que hay. No me quiero enfadar. Los pactos entre los partidos del mismo signo están en la historia. Démosle tiempo al tiempo. El gallego sabrá lo que hace.
Tampoco me quiero enfadar por cosas que he oído de boca de algunos nuevos ediles de mi tierra (no todos) en sus tomas de posesión: «Prometo huir del sectarismo […] Vamos a reconquistar el sentido común» (Molina de Segura); «la policía acabará con las peleas callejeras» (Lorca); somos un «equipo espartano en la defensa de los intereses locales» (Santomera); gobernaremos «con otra forma de hacer política» (La Unión)… Podríamos seguir, pero no me quiero enfadar. Estas palabras me dejaron la duda de si en Molina vivían en un sectarismo intolerable; si en Lorca hay más crímenes y reyertas que en Chicago años 30; si los anteriores ediles de Santomera no velaban por los intereses locales; o si en La Unión, a PP y Vox se les había pasado por la cabeza administrar como los anteriores...
Si acaso me enfada algo es la actitud de los perdedores, ya que, repito, estoy más cerca de ellos que de los ganadores. Lo que no me impide decir que si creía que lo había visto todo en el socialismo local, me equivocaba. Nunca vi una campaña más inclinada a la derrota que ésta. Se dice, y creo que es verdad, que las elecciones de mayo se hicieron en clave nacional; que Sánchez es el gran perdedor, pues fue el blanco de las burlas que le dirigió hasta el último pedáneo de la última pedanía. Si eso fue así, ¿qué voces salieron (desde Moncloa y desde la calle Princesa) para contrarrestar ese cúmulo de mentiras?; ¿cómo anularon mantras tan evidentes como que la culpa de la catástrofe del Mar Menor es de la ministra Ribera? Ya saben, a fuerza de repetir una mentira, la gente duda, y con razón. Estoy seguro de que muchos votantes creen que Sánchez viene los fines de semana a echar porquería al Mar Menor, y que los pobres agricultores que han llenado de nitratos las orillas cercanas a la laguna salada son víctimas del poder central. Es como lo del AVE. ¿Quién ha dicho, repetido y demostrado, que ir por Alicante se firmó cuando los populares ganaban por goleada, y lo único que ha hecho este Gobierno es poner en marcha el AVE, soterrar la estación de la capital como soterrará la de Lorca, e iniciar las obras que hagan posible el viejo trayecto por Hellín? ¿Quién ha explicado esto y otras cosas, sin reñir, sin ofender al rival, demostrando con hechos y actitudes que la izquierda civilizada de este país ni es comunista ni bolivariana, otras trolas que han calado en el electorado de manera grosera? Por esto sí que me debería enfadar.
A estas alturas de mi vida, me da rabia, claro que me da rabia perder; pero más tener unos representantes incompetentes. Representantes que, además, ¡no se han movido de sus puestos, como si nada hubiera pasado! Mucho me temo que aún no se han dado cuenta de la película.
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