Salir del fango

La ciudadanía que trabaja legalmente y paga religiosamente sus impuestos ha de dejar de ser salpicada por tanto lodo. Una sanidad pública, gratuita y universal, una educación sin dogmas, una ley de vivienda justa y salarios dignos son, entre otras, las exigencias de toda persona fiel a los principios de un imperativo categórico (un gesto hacia Kant). Los gobernantes han de obrar en esta dirección: «... según aquella máxima que puedas querer que se convierta, al mismo tiempo, en máxima universal [en ley de la naturaleza]».

España ha de dejar de hundirse en el fango creado por la corrupción de sus gobernantes, pudiéndose avizorar un futuro en el que aquellas exigencias devengan realidad.

Hemos de destruir la «máquina del fango» y construir una máquina que nos ayude a vivir en un país próspero gracias a la resistencia de sus gentes, así como a su sano proceder, redundante en un sano desarrollo. Que así sea.