Hecatombe
JUAN LEGAZ PALOMARES
Lunes, 17 de febrero 2025, 00:52
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JUAN LEGAZ PALOMARES
Lunes, 17 de febrero 2025, 00:52
Ante la plaga de desastres, catástrofes, guerras y demás acontecimientos que van minando la convivencia social y la paz de las personas, las pocas neuronas ... que sobreviven en mi longevo cerebro y que permanecían semidormidas, se irritan y se enfadan mientras se cruzan noticias desagradables que trastornan todo el entramado neuronal del cerebro sin que se halle –por el momento– un remedio eficaz para calmar la irritabilidad neuronal.
Como el revoltijo noticiero se presenta cada vez más endiablado, todo ello se parece más a lo que en estas situaciones se ha dado en llamar hecatombe. Así define el diccionario de la RAE la palabra 'hecatombe' en su primera acepción: «Mortandad de personas». Y en la segunda: «Desgracia, catástrofe».
Si lo pensamos detenidamente, observaremos que se asemeja mucho a la trágica dana de Valencia de finales de octubre y también a otras catástrofes belicosas que se desarrollan en el mundo en pleno siglo XXI. Sin embargo, las perspectivas que se vislumbran y auguran no son nada halagüeñas, porque los enfrentamientos continúan cada día más enconados y envenenados y sin que los responsables de los que depende la solución inmediata de los conflictos mundiales que atemorizan al planeta y a sus pobladores estén dispuestos a dialogar y a entenderse con respeto, comprensión y humanidad.
Como comentaba al principio, esta desenfrenada carrera va encaminada a la destrucción y a la catástrofe, que son las que desestabilizan el sistema nervioso de las personas –en especial de los viejos–, porque –dada su experiencia–, observan que estamos instalados en una hecatombe cada vez más acusada y que va 'in crescendo', instalada en intereses espurios y dominadores, que arrasan con todo aquello que encuentran a su paso y puede dificultar su riqueza y poderío.
No se tiene en cuenta si mueren seres humanos, se destruyen monumentos o viviendas o si hay niños hambrientos, abandonados o explotados y esclavizados. En su cerebro egoísta y malvado, solo está grabado «el más poder, más riqueza» a cambio de dominar, avasallar y esclavizar al semejante.
Casi siempre, esa neurona que se irrita en mi oxidado cerebro rememora las frases o palabras que expresaban, sabiamente, los viejos de mi juventud. Hoy, mientras desliaba el sentido de hecatombe, se iluminó esa neurona despistada para recordar que esos ancianos, ante acontecimientos como los que les he narrado –sin ánimo de ofender al lenguaje–, decían con sorna: «Eso es una catatombe».
Pues eso, quédense con hecatombe o 'catatombe'.
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