Ponga un aljibe en su vida
CAYETANO PELÁEZ DEL ROSAL
Domingo, 16 de marzo 2025, 07:26
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CAYETANO PELÁEZ DEL ROSAL
Domingo, 16 de marzo 2025, 07:26
La palabra aljibe viene del árabe y su significado es cisterna (depósito subterráneo de agua de lluvia, fabricado por el hombre). Hace muchos años, los ... árabes ya se dieron cuenta de que el agua en Murcia flaqueaba, que había periodos de grandes avenidas de agua, y periodos grandes de sequía, como en la actualidad. La cosa no viene de ahora, y como gente dedicada a la agricultura, para ellos, disponer de agua para regar y beber era fundamental. Por eso construían aljibes en diversos sitios, lo mismo en las entrañas de un castillo que en medio del campo o cerca de la casa donde vivían. O incluso aprovechando las oquedades de las rocas.
Hoy, la luz, la energía eléctrica es fundamental para vivir mejor, y cada vez más se tiende a su consecución mediante placas solares para ahorrar en el consumo eléctrico, así como para aminorar la huella de carbono. Y las placas gozan del beneplácito de los gobiernos, con rebajas fiscales y ayuda a su instalación. Los campos se van poblando de placas y cada vez el suelo parece más el techo de una casa que el suelo de una huerta lleno de árboles y plantas. ¡Veremos a ver cómo se reciclan después!
Los campos aparecen moteados de balsas de todo tipo, desde construidas con cemento, ladrillos u hormigón, a hechas en un agujero de la tierra cubierto con una lona. Pero la cosa no queda ahí. Llegará un momento en que cada casa tenga por obligación instalar placas solares para proveerse de electricidad, pero nos olvidamos del agua, de su aprovisionamiento, de la necesidad de retenerla aparte de las grandes presas. Muchos poquitos hacen un mucho. Y un aljibe y otro y otro, en las casas, ayudan a proveernos de agua para la vivienda y para el consumo humano, como para el aseo y la limpieza. Es un bien que no debe de ir a perderse al mar.
Pero no es así, desgraciadamente. Se le da primacía a la placa solar, cuando se debería ayudar en la misma medida a toda aquella persona que construya su aljibe, porque el agua es vida y se debe primar con ayudas a la construcción, lo mismo que con las placas solares.
Tengo mi propio aljibe, y hay quien me dijo que lo llenara de arena, que aquello era un peligro y cualquier día alguien se iba a ahogar allí, pero eso está muy lejos de la realidad. El aljibe es la vida de mi casa, y ahora, mucho más, ya que con las últimas lluvias, mediante canalizaciones de los tejados, he logrado 'colmatarlo', hasta tener que cerrar el paso al agua, al salir la misma por el rebosadero.
Qué alegría siento cuando sentado en el salón, acompañado de un buen libro, siento la musiquilla bullanguera del agua entrar por la compuerta del aljibe. No me hace falta salir al patio para ver que el agua está cayendo, que llueve tras un periodo de sequía agónico, donde han muerto millones de árboles en nuestros montes, y que se podían haber salvado, y que, gracias a esa agua gratuita, mis naranjos, mi limonero, la morera, sembrada con mis propias manos, las cañas de azúcar, los laureles, la picantilla, la higuera, los romeros, y hasta las palmeras, incipientes, van tirando y echando oxígeno al ambiente, para mi satisfacción. Es la pequeña contribución contra la contaminación que puedo realizar.
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