La hora nona

A un lado, la Virgen de los Dolores que suele procesionar en Las Torres de Cotillas, su casa, y que, como señala Rafa, presidente de su cofradía, «es la primera vez que se expone fuera de su pueblo». En el centro, la imagen del Santo Cristo de la Agonía de Cieza, de un virtuosismo que embelesa a quien se acerca. Al otro lado, a la derecha según te la encuentras, la imagen más realista imaginarte puedas de San Juan, perteneciente a la Cofradía del Santo Sepulcro de Murcia, de un realismo que sobrecoge.

Tras los actos de presentación y la inauguración de rigor por parte de las autoridades, el comisario de la exposición y el presidente del Cabildo dieron paso, de nuevo en respetuosa penumbra, a los cantos de la campana de auroros de Las Torres de Cotillas, que dedicaron a la Virgen una salve que se cantaba por las Torres a finales del siglo XIX y que el boca a boca ha traído hasta nuestros días. Reproduzco un par de versos:

«Oh, hijo de mis entrañas / la madre que te parió / te ve entre dos ladrones / como si fueras ladrón».

Y otro: «No habrá madre con más pena / ni mujer con más dolor / cuantas veces repetía: / ¡hijo de mi corazón!».

Una noche completa, de esas que uno querría repetir. La exposición estará allí todo el mes de febrero y yo de vosotros no me lo perdería.