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El profesor Molina y yo tenemos la suerte de dirigir la tesis del Sr. Zhuo. En su última carta nos advierte sobre los efectos directos y derivados de esta pandemia, apuntando que los segundos van a durar más tiempo y tendrán un efecto continuado, generando olas de convulsiones sobre nuestra economía. Entre su lista de secuelas está la afectación del comercio mundial y las grandes cadenas industriales a las que la Covid-19 ha asestado un duro golpe, la ya frágil oferta y demanda mundial, la creciente inestabilidad del capital como consecuencia del pánico generalizado en los mercados y el aumento exponencial del desempleo.
A España esta nueva crisis le viene fatal, por sus efectos profundos sobre sectores como la aviación, el turismo y la hostelería. Supondrá el cierre de muchas empresas y un aumento infausto del desempleo, especialmente entre los grupos de bajos ingresos y las personas mayores, los más vulnerables y los más débiles. Las fauces del desempleo desgarrarán las esperanzas de muchos ciudadanos, contribuyendo al descontento social, la anomia, etc. La ansiedad y los sentimientos negativos, así como el miedo y el dolor social no constituyen los mejores ingredientes para la paz social.
Además de la preocupación por las consecuencias económicas inmediatas, me dijo que las consecuencias derivadas son más preocupantes y aterradoras en el largo plazo. El comercio mundial sufrirá una segunda conmoción y se reducirá considerablemente. La capacidad de las empresas para absorber la corriente de efectivo es limitada y un gran número de pymes desaparecerán después de la pandemia. Las presiones sobre el empleo serán cada vez mayores y, tras los efectos cíclicos superpuestos de la economía, tendrán efectos a largo plazo y duraderos en el empleo. Además, las cadenas mundiales de suministro cambiarán después de la crisis de coronavirus, ya que antes algunos países desarrollados transfirieron el procesamiento de materias primas, piezas de repuesto y productos intermedios a los países en desarrollo, como China, Vietnam y Malasia, pero después de la epidemia, esos países han descubierto los inconvenientes de la deslocalización, con lo que se volverá a un nuevo proteccionismo.
El sistema económico ha perdido la iniciativa, el poder y la fijación de precios. Posiblemente las manufacturas regresarán a sus países de origen y, quizás, relocalización de industrias básicas en Occidente, con lo que la estructura industrial mundial entrará en un nuevo período de ajuste. Además, muchos países se enfrentarán a presiones económicas negativas y aplicarán políticas monetarias o fiscales para estabilizar y estimular el desarrollo económico nacional, con lo que ello conllevará de aumento de déficits y deuda pública. Cabe señalar que los efectos de la epidemia también han provocado una disminución de los precios de los productos básicos a granel y una gran inestabilidad de los precios: los precios internacionales del petróleo, de los alimentos y del hierro, lo que ha dado lugar a una mayor demanda de bienes como el oro, la plata y otros metales que vuelven a ser los 'valores refugio'.
Por último, el Sr. Zhuo me apuntó algunas recomendaciones para nuestro país:
1. Mantener una reserva de efectivo suficiente para que las empresas puedan hacer frente a la crisis económica. En China, las empresas suelen mantener reservas de efectivo durante unos tres meses de media. Efectivo es liquidez, o sea, capacidad de poder flexibilizar el uso del capital ante imprevistos.
2. Estar preparados para un aumento de pedidos al final del segundo semestre tras la larga hibernación de nuestras economías. Un aumento que, paradójicamente, puede hacer que las empresas no estén preparadas para hacer frente a ello si lo único que han hecho antes es descapitalizar (despedir) a sus empleados.
3. Elaborar una planificación estratégica clara para reducir la asignación errónea y el despilfarro de recursos y evitar un crecimiento abrupto que no pueda contrarrestarse en un momento de recuperación económica. Una planificación que implica tanto anticipación como investigación y realización de simulacros: la gestión integral de riesgos se aventura como una actividad esencial para la sostenibilidad de las organizaciones.
4. Evitar el surgimiento de una economía única y aumentar la resistencia al riesgo frente a las crisis financieras. Frente a la economía única, la diversificación: el monocultivo o especialización en un único sector productivo nos puede dejar con las manos atadas.
5. Aumentar la capacidad de innovación y la competitividad tecnológica para no vernos sometidos a las barreras tecnológicas de otros países, con el fin de poder salir eficientemente de la crisis.
Aprendamos del Sr. Zhuo, de su prudencia y buen tino ahora y en el futuro. Por cierto, gracias por la donación de mascarillas.
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