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Queridos secretarios: ¡la que habéis montado! Me vais a perdonar la intromisión en vuestra vida política, pero no quería dejar pasar el momento de fama y reconocimiento, bien merecido, que disfrutáis, para que comentáramos algunas ocurrencias y sucesos que al partido atañen. Antes debo felicitaros ... efusivamente porque habéis sabido mantener, en momentos delicados, la ortodoxia fundacional de un partido obrero y feminista y habéis ejercido vuestro cometido dentro de los márgenes establecidos por la lógica tradicional de la izquierda moralizada española. Aquella que dice que después de una jornada de trabajo en la obra es conveniente relajarse con una buena mariscada, regada con los mejores vinos de Navarra, y un rato de ocio en compañía de señoritas de buen ver y mejor trato. Porque hacer el amor después de hacer la guerra alegra el cuerpo, regocija el alma y vitamina el ánimo. No sabéis lo orgullosos que nos sentimos, vuestros humildes seguidores, de ver vuestras barrigas redondeadas y esas papadas maoístas, hechas de pasión y devoción.
La política es una profesión de riesgo donde hay que elegir bien el líder a seguir y darlo todo por él sin preguntar ni cuestionar ni opinar, para eso están los ideólogos, los comunicadores y los especialistas en propaganda, y vosotros sois artesanos de la conjura, ocultos maestros de la intriga. Los dos pasasteis de aventurados viajantes del comercio ideológico a acariciar los esplendores del poder militante y, por tanto, nominadores de los elegidos para ser cabeza visible de la España socialista. Difícil trabajo decidir con tan amplia gama de grises para no sombrear al líder. Difícil trabajo dar y quitar al mínimo error, a la mínima infidelidad. Difícil trabajo es no pensar para seguir agarrado al poder. O no. Cada uno es dueño de sus misterios y de sus servidumbres. Ahora bien, de tanto elegir, mal elegisteis, ¿o no?, a vuestro mayordomo.
¡Maldita sea aquella noche de parranda que terminó a las puertas de las visitadoras! ¿Qué visteis en el hombre del hacha y el puño ligero para llevároslo a Madrid y ponerle un piso? Eso solo lo hace la derecha cristiana, joder, porque no está al alcance del obrero. Os saltasteis la ortodoxia, la tradición, la Internacional y todos los preceptos seculares que acompañan nuestro proceder socialista. Ahora pagáis y pagamos por vuestra escasa perspicacia. Cualquiera de las señoritas que había dentro, a las que no supongo retenidas ni obligadas, os habría protegido, asesorado, aconsejado y asistido con mayor decencia y honestidad que el señor del leño. Ellas saben de todo: derecho fiscal, laboral, penal, civil..., saben defenderse y defender. Saben que la corrupción no es delito del cuerpo sino del alma. Saben que el dinero se guarda donde nadie lo pueda encontrar, que los pisos se compran con hipoteca, que los Ferraris son para los proxenetas, que nunca se debe llamar la atención, que los teléfonos son un invento diabólico y que hay que comportarse con humildad y reserva.
Cualquiera de ellas os habría llevado la agenda con discreción y habría movido influencias para haceros sentir unos campeones. Ellas, que conocen el extrarradio como ahora tú, José Luis, os habrían alejado de cualquier peligro, os habrían servido 24 horas al día y os habría cubierto las espaldas con cautela y recato. Cualquiera de ellas habría atendido a Delcy o a Puigdemont o a Mohamed con sensatez y cordura, haciéndoles entrar en razón y evitando poneros en riesgo. Cualquiera de ellas habría comprado mascarillas de calidad al mejor precio, sin comisiones ni corrupciones, y no las que comprasteis en el chino de la esquina, que eran tangas usados a precio de lencería fina. Cualquiera de ellas habría dado armonía a vuestras ajetreadas vidas, lo mismo en Madrid que en Bruselas, que en Ginebra o en Caracas, que en Barcelona o Rabat, con la sutileza y la intuición de quien conoce su trabajo, se compromete y se responsabiliza de sus decisiones. Porque cualquiera de ellas sabe gestionar conflictos, trabajar en equipo, calibrar los riesgos, establecer estrategias y dar a cada cual lo que anhela.
Porque siempre han tenido una visión clara y definida del trabajo bien hecho, saben escuchar, tienen habilidades de comunicación y liderazgo, experiencia internacional, aptitud para la negociación y una actitud siempre positiva. Ellas saben que la vida es dura y que hay que distinguirse por la excelencia para sobrevivir en un mundo tan competitivo y rabioso y que cualquier error puede acabar con los sueños. ¿Por qué no elegisteis a cualquiera de ellas?
Somos un partido obrero, queridos secretarios, no una promotora de cargos públicos. Un partido que aboga por el reparto de la riqueza, por acabar con la desigualdad, por la justicia social y por la gestión eficiente de los recursos públicos. Y vosotros no sé lo que sois ni a qué partido pertenecéis con tanta maleta, tanto maletín y aliados con la oligarquía fascista catalana y la monarquía absolutista marroquí.
¿El socialismo ha muerto? Ya me contaréis.
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