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Hay gente con cara de pobre como hay gente con cara de rico, y ninguna de las dos cosas tiene nada que ver con su estatus económico. Yo por ejemplo tengo una cara de rico tremenda. En cuanto me ducho una vez a la semana, ... normalmente los viernes, y llevo unos pantalones claros que no estén color ala de mosca en la zona de meter las manos en los bolsillos, la gente cree ver cómo se me caen los billetes como las hojas a los árboles otoñales (la memoria visual de los humanos es la más débil, la más mentirosa de todas). Tener una acreditada cara de altura monetaria, un perfil nobiliario –o, en el peor de los casos, de rico arruinado pero refinado, a lo Drácula–, me ha proporcionado, evidentemente, el acceso en las grandes capitales a lugares exclusivos donde no se admiten concejales, y a veces ni siquiera consejeros de gobiernos autonómicos (qué digo, hay multimillonarios de la lista de los cien más ricos a los que paran en la puerta como antes se paraba por llevar calcetines blancos 'escayolos', porque estropean el ambiente, se intuye en definitiva que no hacen pie fuera de una cuadra y que mastican el gin tonic con la boca abierta).

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laverdad Cara de rico