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Nada ha cambiado

En esa desorganización del llamémosle ya 'mundo antiguo', por un minúsculo virus creíamos tener motivos para aprender y lograr una vida mejor

Lunes, 11 de abril 2022, 02:27

La estrella del virus pandémico que durante tanto tiempo nos ha cegado con su fulgor parece estar atenuando su resplandor. Al agostarse lenta, parsimoniosa, la virulencia de la esperemos y deseemos que última ola, el interés colectivo ha dejado paso a la desazón bélica en ... la que estamos inmersos. En esa indiferencia popular cifran los expertos en epidemiologia uno de los signos que suelen preceder al próximo final de cualquier pandemia, rebajada en su magnitud a la condición de otra infección por virus, si acaso banal como tantas otras. Ha desaparecido de las preocupaciones cotidianas cuanto de zozobra llenaba nuestras vidas. Lejos en el recuerdo quedan las repetidas cantinelas cuando estábamos de continuo enzarzados en disquisiciones sobre virus, infecciones, contagios, geles y mascarillas de protección. También pruebas de antígenos, vacunas o defensas inmunitarias causantes de nuestros desvelos.

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