Todo ha cambiado
REBELDÍA MURCIANA ·
Hay una revolución conservadora a la vuelta de la esquina que va a pillar al socialismo patrio gritando en un auditorio vacío 'que viene la ultraderecha'Secciones
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REBELDÍA MURCIANA ·
Hay una revolución conservadora a la vuelta de la esquina que va a pillar al socialismo patrio gritando en un auditorio vacío 'que viene la ultraderecha'Ustedes no se acordarán porque son demasiado jóvenes, pero hace cinco años hubo un golpe de Estado en Cataluña por el que la extrema derecha ... supremacista quiso disolver la integridad territorial de la nación española para no compartir nacionalidad con los murcianos, que les parecemos de clase social inferior.
Antes de eso, unos cuantos años atrás, aunque no tantos, muchísimos compatriotas tenían que mirar los bajos de su coche antes de arrancarlo por si la extrema izquierda totalitaria vasca decidía asesinarles por algo tan subversivo como estar orgulloso de ser español en España.
Como en la izquierda mediática eso del golpismo y el terrorismo suena a chino y a cierta incomodidad retórica, su estrategia para hacer frente a la infamia es lo que popularmente se conoce como la falacia del falso dilema. Es decir, que a pesar de que el 100% del totalitarismo que se ha producido en España desde que somos una democracia proviene del servilismo absoluto al nacionalismo periférico y a la nostalgia comunista de Podemos, el PSOE y sus satélites han decidido equiparar a los verdaderos criminales de ahora con los teóricos herederos del terror de entonces. En otras palabras: que se ven abocados a ser amiguitos de los nazis porque en el resto del espectro político español habita Franco reencarnado.
Llevamos unos cuantos meses asistiendo a la llamada de la ultraderecha porque viene Vox a gobernar en Soria, pero para desgracia de La Sexta esa peli ya la hemos visto unas cuantas veces repetida en Netflix. Resulta que antes de que Santi Abascal fuera el anticristo, el representante del fascismo en España era un tipo catalán que quizás recuerden vagamente, de nombre Albert Rivera. Y antes de él, una señora vasca líder del partido magenta UPyD, Rosa Díez, que era la heredera de Primo de Rivera por decir que lo único que hay que pactar con un partido liderado por terroristas es su inmediata disolución. Y por supuesto Rajoy, que en una escala ideológica medianamente normal no sería ni siquiera catalogado como conservador por nadie serio, era hasta hace nada para el PSOE el presidente de la derecha más rancia y extrema de toda Europa.
Ahora, como todas las veces anteriores, salta la sorpresa en Anoeta y la izquierda social y mediática nos dice que esta vez sí que viene el lobo y todo ha cambiado. Como el PP ha llegado a un acuerdo de coalición con Vox en Castilla y León, con puntos programáticos tan extraños como hacer valer el peso de la región en Europa para que les llegue más dinero de la PAC (¿eso será más de Franco o de José Antonio?), al parecer desde el jueves los cimientos de la democracia española se tambalean de manera irremediable.
Es decir, que los mismos que llevan años pactando con condenados en sentencia firme por terroristas (sí, por matar, extorsionar y demás actividades propias de la extrema izquierda independentista vasca), o los que eligen como socios prioritarios a los que les da tanto asco pertenecer al mismo país que un murciano que han preferido ir a prisión antes que soportar semejante indignidad; nos dicen ahora que las derechas acercan el apocalipsis porque un tío del PP europeo en una rueda de prensa vaya usted a saber dónde ha dicho que Vox es de extrema derecha, signifique eso lo que signifique para un polaco que jamás ha pisado España.
Es incomprensible, pero la izquierda sigue sin entender nada. Claro que ha cambiado todo en España, pero en dirección opuesta a la que ellos creen. Llevan tantos años alimentando el monstruo de la ultraderecha, denigrando a fascista a todo aquel que no opine como ellos, que han conseguido que los españoles nos inmunicemos a los ataques e insultos de los que se suben a una atalaya moral que nadie les ha conferido para decir que ellos, los que pactan con asesinos, están en disposición de decirnos a los demás con quién podemos darnos la manita y con quién no. Como si la opinión del que nos detesta por algún motivo debiera valer más que la de quien nos aprecia.
En fin, que hay una revolución conservadora a la vuelta de la esquina que va a pillar al socialismo patrio gritando en un auditorio vacío 'que viene la ultraderecha' mientras sus votantes les votan encantados. Y a día de hoy, todavía, ni siquiera son capaces de entender por qué. Por nadie pase su miopía.
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