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Besos robados

Desde la pura fisiología se llega al imperio de la emoción, en ese impenetrable deslinde entre materia y espíritu sensible

Lunes, 21 de junio 2021, 01:11

Otra de tantas cosas que nos ha hurtado la pandemia son los besos. Excluidos de la plaza pública en las relaciones sociales como saludo, y ahora por fuerza relegados a lo privado, recluidos en la intimidad. Es otro desgarro afectivo que nos arrebata costumbres cotidianas, ... en un intento de evitar los contagios virales. Añoramos unos hábitos asumidos de forma instintiva y natural, en acciones espontáneas como estrechar manos, dar abrazos y besarnos. Un muestrario de formas de cortesía sustituidas, no sin esfuerzo, por algo tan poco natural, por desacostumbrado, como es entrechocar los codos. Tal maniobra resulta difícil de integrar en los códigos automáticos de nuestro día a día. Pero, en fin, ya se verá cómo recuperamos esos mecanismos, diríase que innatos, del contacto entre dos cuerpos, como forma expresiva de comunicarse naturalezas distintas, por medio de ademanes de cortesía natural.

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