Azuletes y blanqueos

Hoy en día, el azul y el rojo son términos utilizados para la confrontación política: rojos contra azules no paran de batallar. Pero no es del color, ni de la planta que lo produce, lo que mueve hoy mi pluma, es el azulete, que toma el nombre de su padre, el azul, pero le gana en su cualidad para blanquear cualquier tipo de ropa.

Nos pasamos la vida intentando todo tipo de blanqueos: se blanquean calvicies con ostentosas pelucas, se blanquea la vejez con afeites postizos, rellenos y bótox, se blanquean las barrigas con fajas ortopédicas... Y lo que el blanqueo es en uso doméstico de probada utilidad, en la vida social y política también significa farsa, encubrimiento y trampantojo: se blanquea el dinero –preguntad por los Pujol y sus visitas a Andorra–; se blanquean crímenes, terror y angustia –preguntad por Otegi y su blanqueador don Sánchez–; también genocidios –preguntad por los comunistas y su adorado Stalin–.

Recientemente, con asombro y un punto de indignación, hemos asistido a dos blanqueamientos políticos. Sánchez 'Azulete', para poder mantenerse en el poder y disfrutar de todos los privilegios que su puesto le depara, no ha dudado en blanquear a ETA sin importarle una higa la afrenta a los familiares de las víctimas y la repulsa de la mayoría de este noble pueblo. Pero es que además de blanquearlo, como ya hiciera su antecesor Zapatero, el de Maduro, está dispuesto a pactar libertad de presos por votos, cosa que ha negado con el mismo desparpajo con el que negó llevar al Gobierno a incapaces comunistas.

Otegi, que es malo pero no tonto, le ha salido al paso: «Si para tener a los etarras presos en la calle hay que votar los presupuestos, pues se votan». Sánchez, ¿no te da vergüenza? Hasta los filoetarras te dejan con el culo al aire y, por poca que tengas, debería importarte perder la dignidad. Si ahora, revestido como estás de la púrpura del poder, no puedes salir a la calle sin tener que soportar los abucheos del respetable, imagínate cuando los votos te apeen del sillón: tendrás que emigrar a país lejano.

Segundo blanqueo: el de los dirigentes 'peperos'. Casado, y su fiel escudero, mi paisano Teo, un día sí y otro también usan el azulete para blanquear a don Sánchez. Nos despistan de vez en cuando con manifestaciones muy críticas contra el presidente y su equipo, pero a la hora de la verdad, siempre encuentran motivo para la marcha atrás.

Esta vez ha sido tan descarado el uso del azulete que ha sorprendido a propios y a extraños. Cuando Sánchez estaba contra las cuerdas, con encuestas señalando su caída libre, el recibo de la luz arruinando familias y empresas, la inflación creciendo, la deuda pública saltando por los aires, los precios de los carburantes disparados y sus socios haciéndole la pedorreta, no se les ocurre otra cosa a estos dos que repartirse a pachas las vacantes del Tribunal Constitucional, del de Cuentas y la defensa del pobre pueblo. Muchos creíamos que Casado y Teo habían puesto pie en pared en defensa de algo tan importante para la democracia como la independencia del poder judicial y resulta que lo que quieren es tener a unos jueces partidarios que les garanticen respaldo a sus trapacerías.

No solo es el PSOE el que va en caída libre, le acompaña el PP por culpa de estos dirigentes y, lo que es peor, nos arrastraran. Tenemos que ser capaces de reaccionar y, cada cual con su ideología en su mochila, mandar a estos inútiles y aprovechados dirigentes a sus casas donde el azulete solo sirva, como lo utilizaban nuestras madres y abuelas, para blanquear la ropa.