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Arando en el mar

VERITAS VINCIT ·

Abascal está intentando encontrar un candidato de consenso para eliminar esta disyuntiva, pero ni PP, ni Cs están por la labor

Lunes, 21 de septiembre 2020, 08:03

Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar Palacios y Blanco, el Libertador, descendiente de vascos y nacido en Caracas, contribuyó de manera decisiva a la independencia de Bolivia, Colombia, Ecuador, Panamá, Perú y Venezuela. Decepcionado por el devenir de los acontecimientos, y al ver que sus intentos de liberar Hispanoamérica, ayudado por sus ideales de libertad progreso y justicia, habían sido abandonados por sus sucesores, que solamente actuaban en función de sus intereses personales y partidistas, se retiró a Santa Marta, Colombia. Allí en su lecho de muerte, afectado de una gran nostalgia y un profundo abatimiento personal, cuentan las crónicas que exclamó volviendo la vista atrás: «Tengo la impresión que no he hecho otra cosa que arar en el mar».

Santiago Abascal, con más moral que el siete del Alcoyano, ha anunciado la presentación de una moción de censura al mendaz de don Sánchez. Nuestros padres constitucionales, con la mirada puesta en el remoto pasado cuando los cambios de gobierno eran moneda corriente, quisieron poner a resguardo al gobierno salido de las urnas del peligro de una moción de censura, y para ello le dieron a esta figura un contenido muy particular. El elemento que la distingue de las demás censuras es la obligación de presentar un candidato a la presidencia que debe desarrollar su programa de gobierno y obtener la mayoría de los votos del Parlamento, por eso se la ha denominado constructiva.

Desde la Transición se han presentado cuatro mociones de censura. La primera en 1980, los socialistas contra Adolfo Suarez, candidato propuesto Felipe Gonzalez, fracasó. La segunda en 1987, Alianza Popular contra Felipe Gonzalez, candidato Antonio Hernandez Mancha que no era diputado, defendió la moción Juan Ramón Calero; teniendo el partido socialista la mayoría absoluta estaba abocada a irse al traste, como así sucedió. La tercera, presentada en 2017 por Podemos contra el Gobierno de Mariano Rajoy tampoco prosperó. La cuarta, socialistas contra Mariano Rajoy, que salió adelante gracias al apoyo de comunistas bolivarianos, independentistas y filoetarras, llevó a don Sanchez a la presidencia del Gobierno de España.

Somos muchos españoles los que opinamos que este Gobierno socialcomunista lo está haciendo rematadamente mal; y no solo eso, sino que no vemos perspectiva alguna de mejora porque la capacidad y el perfil del presidente y sus mariachis es manifiestamente mejorable, y su permanencia en el mando solo puede llevar a nuestra España a la ruina moral y económica.

La debilidad, división y enfrentamiento de este Gobierno, el peligro que para la unidad y la supervivencia de los españoles tienen los partidos que apoyan a don Sánchez, el grado de enfrentamiento a que nos están catapultando, la calamitosa situación en la que nos encontramos, todo ello, en situación democrática normal, haría necesaria una llamada a las urnas; pero vemos que don Sánchez teme el juicio de los votantes porque aún no tiene amarrados los resortes que le garanticen la continuidad para seguir mangoneando a su modo y manera. Por eso, aun a riesgo de perder, está más que justificada una moción de censura para cambiar pacifica y legalmente a este infame gobierno.

La obligatoriedad de presentar, con la moción, un candidato, obliga al resto de diputados a plantearse la siguiente reflexión: desde el convencimiento que cuanto antes don Sánchez deje de ser presidente mejor para España no quiero que, con mi voto, un competidor sea presidente

Abascal está intentando encontrar un candidato de consenso para eliminar esta disyuntiva, pero ni PP, ni Cs están por la labor, antes propalan que lo del de Vox es una locura, que la moción no hará sino fortalecer a don Sánchez, y que hay que esperar que todo se vaya al carajo para poder reinar sobre las ruinas de esta bendita España.

A mi modesto entender se equivocan no apoyando la moción de censura: por supuesto que con los pactos actuales no va a prosperar, pero eso de fortalecer al taimado Sánchez nada de nada, todo lo contrario, no habrá mejor ocasión para destapar sus vergüenzas.

Búsquese un candidato de consenso, presenten unidos un programa común con medidas de choque para el corto plazo, y un compromiso ineludible: la convocatoria inmediata de elecciones, aprovechen esta ocasión, con gran cobertura mediática, para desnudar al impostor. Y lo demás vendrá por añadidura.

De no ser así, es posible que pasado un tiempo, Abascal, recordando a Bolívar el Libertador, tenga que exclamar desde la nostalgia y el abatimiento: «Me parece que he estado arando en el mar».

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