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Esto que voy a decir lo pienso desde que se descubrió el caso, pero ahora, claro, lo digo con más alegría tras el clásico futbolero del pasado sábado, que como sabe ya la humanidad entera, ganó el mejor equipo del mundo, o sea, mi equipo, ... ya se imaginan cuál es, el mismo de Alcaraz, de Nadal y de José Mercé. Y lo que es más decisivo: el mismo equipo de Bellingham.
Lo que voy a decir es que el caso Barça-Negreira es el escándalo más grande de la historia del fútbol español, y parte del extranjero. Naturalmente, los culés se agarran a que no se ha demostrado nada, confiando en que no salga ningún árbitro a confesar y que por tanto nada se va a demostrar. Ignoran que la mayor ya ha sido demostrada, es decir, que el mejor equipo de Barcelona pagó más de siete millones de euros durante dos décadas al tal Negreira, a sus 'empresas' o a su hijo.
Ignoran también los culés torticeros (otros están avergonzados en algún zulo) que es suficiente con la intención de delinquir –aunque no se complete el delito– para ser castigado por la Ley, aparte de que juez instructor –vía Guardia Civil– va estrechando el cerco sobre los protagonistas del tenebroso caso.
Y si quieren que les sea sincero, yo no creo que el Barcelona glorioso de Pep, Messi, Xavi y el gran Pujol (era tan bueno que merecía haber jugado en mi equipo, no sé si se imaginan cuál es) aquel equipo, digo, no creo que necesitara ninguna ayuda para ganar, eran muy buenos. Entonces, menos aún se explica que pagaran al subjefe de los árbitros; y si, como dicen ahora los culés, Negreira no tenía poder ni pintaba nada, entonces es que eran tontos esos directivos del mejor equipo del centro de Barcelona: pagar a alguien para nada...
Reconozco que siempre he sido de los Rolling Stones. Todavía guardo una camiseta de un lejano concierto del grupo en Berlín, incluso aún, en ocasiones excepcionales, me la pongo, con el rostro estampado del hoy ancianito morritos Jagger. Pero confieso que me estoy haciendo de los Beatles. 'Hey Jude' es una canción muy bonita, sobre todo en versión Santiago Bernabéu. De todas formas, y aunque hoy estoy satisfecho, sé que llegarán días de crujir de dientes, pero mientras tanto disfruto con los Beatles, es decir, con Jude, ya saben.
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