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Demófilo, es decir, Antonio Machado y Álvarez, padre de Antonio y Manuel, los famosos poetas, escribió hacia finales del siglo decimonónico que la saeta, el canto popular y religioso, era como una flecha lanzada al duro corazón de los hombres para conmoverlos ante el sufrimiento ... de Jesucristo en la cruz. Saeta viene del latín, efectivamente significa flecha.
Dentro de la saeta se diferencia entre la antigua, litúrgica, y la flamenca. Esta última es relativamente reciente, apenas de principios del siglo XX, con creadores, entre otros, como Chacón, o Vallejo. Sin duda, Demófilo, cuando escribía en el siglo XIX sobre la saeta, estaba pensando en la antigua. Incluso su hijo Antonio, cuando escribe su célebre 'La saeta', que muchos años más tarde popularizará musicalmente en disco Joan Manuel Serrat, cita una saeta antigua antes de iniciar sus propios versos:
'Quién me presta una escalera
para subir al madero
para quitarle los clavos
a Jesús el Nazareno'.
La saeta antigua fue retrocediendo ante la aparición de la flamenca. La antigua era más plana, breve, litúrgica, solo tenía ese sentido de aprender los pasajes bíblicos por parte del pueblo apenas letrado y, como pedía Demófilo, de conmover los duros corazones del hombre. De todos modos, la saeta antigua se ha mantenido en algunos pueblos de Andalucía, sobre todo la llamada saeta cuartelera de Puente Genil. La flamenca, más obra de profesionales del cante, es más difícil de ejecutar, más compleja y brillante musicalmente.
La saeta, en general, era algo que, como una sorpresa, se ejecutaba al paso de una procesión. Se oían como mucho dos cantos de ella durante todo un desfile procesional. Y eso era bonito. La Semana Santa era, y es, tiempo de saetas. La saeta, como el propio desfile bíblico de la procesión, es una forma del neoplatonismo cristiano para elevar los espíritus.
A lo largo del tiempo, la saeta cantada en la calle ha sufrido crisis y casi su extinción, pero en las últimas décadas, peñas, cofradías y otras instancias las han puesto en el candelero casi hasta el abuso. Yo mismo vengo, sucesivamente, de ser jurado en el concurso nacional de saetas de Cartagena y de dar una conferencia dentro del concurso de Lorca. La saeta es bella salida al paso de una imagen en mitad del tumulto social en la procesión, pero horas de saetas en concursos y certámenes es algo que resulta monótono y hasta aburrido. Y además, hay otras músicas bellas para esta época, no lo olvidemos.
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