Secciones
Servicios
Destacamos
Con la muerte de Ángel López, uno de los grandes fotoperiodistas y documentalistas que hemos tenido y tenemos, con su muerte hace unos días, he evocado algunas cosas, ciertas lecturas lejanas… En fin, decía que Ángel, además de un hombre bondadoso a más no poder, ... ha sido un gran fotógrafo, nada menos que yerno de López y padre de Juanchi (¡vaya familia, por favor!) como para elaborar una historia de Murcia de los últimos ochenta años, y lo que le queda a la estirpe.
No sé por qué he evocado a Horacio. Sí, claro, Horacio, que está en la base de mi formación literaria y moral, es el autor de la célebre 'Oda' en la que incluye los citados versos: «Pulvis et umbra sumus» («Somos polvo y sombra»), pero esos versos, que pueden relacionarse razonablemente con los del 'Eclesiastés', «Vanitas vanitatum omnia vanitas» («Todo es vanidad de vanidades») o incluso con las vanitas del Barroco, recordemos las pinturas de Valdés Leal.
Sin embargo, hay una diferencia fundamental entre estas vanitas barrocas o la advertencia bíblica, y la 'Oda' de Horario. En el poeta latino, tan grandioso, tan luminoso, hay otros célebres tópicos que han cruzado la Antigüedad clásica, la Edad Media y el Renacimiento (la influencia en Fray Luis de León es innegable) y han llegado hasta nuestros días. Uno de esos tópicos horacianos es el 'beatus ille' (el canto a la vida retirada, lejos del mundanal ruido), pero el más usado de todos, a veces sin conocer su origen, es el 'carpe diem' (vive el día, pues no sabemos si para nosotros amanecerá el mañana), dedicado a la juventud de su tiempo y, claro, de todos los tiempos.
Pero, decía, entre Horacio y otras vanitas hay una diferencia fundamental: mientras que unos, dada la brevedad y fragilidad de la vida, nos invitan a huir de ella y a refugiarnos en la espera de un más allá divino, Horacio, puesto que somos o seremos polvo, nos anima a vivir el día, a aprovechar cada instante de nuestra vida, de nuestro tiempo. Ello, para mí, está en el origen del vitalismo trágico que siempre reivindico, y que además de en Horacio y en otros autores a lo largo de la historia, he bebido en Nietzsche o en mi maestro Clément Rosset.
Adiós, amigo Ángel, fue un honor haberte conocido, aunque ahora ni siquiera sepas que alguna vez nos conocimos.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
El pueblo de Castilla y León que se congela a 7,1 grados bajo cero
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.