Nuevo nihilismo
Tercer milenio ·
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Son contrarios al principio de autoridad, anarquizantes. Y peligrososLeo estos días que hay nuevos y más peligrosos movimientos de ultraderecha. Más peligrosos, entre otras cosas, porque animan a sus seguidores al terrorismo, es decir, a las acciones criminales. En este fenómeno se da una amalgama confusa de razones. Pero yo pienso que la ... razón fundamental es la de un nuevo nihilismo, lo que explicaría que sea un movimiento -o movimientos en realidad- sin ideología y que además se pretende despolitizado o al margen de los políticos. Y son contrarios al principio de autoridad o al liderazgo, difusos, anarquizantes. Y peligrosos.
Hay que distinguir entre la extrema derecha tradicional y a estos grupos, a los que se denomina ultraderecha. La extrema derecha clásica, de una forma u otra -aunque cuando tiene oportunidad rompa la baraja democrática- acepta las instituciones, participa del juego político como el de las elecciones. Se puede pensar también en partidos europeos como el de Le Pen, con sus diputados, etcétera. Y en España, más recientemente, está el caso de Vox. Pueden practicar la violencia verbal, pero en ningún caso llegan a la violencia física.
Sin embargo, frente a esa extrema derecha clásica, la nueva ultraderecha se sitúa al margen de cualquier sistema occidental, no quiere reformarlo, sino derribarlo, destruido, y para eso -dicen- no sirven palabras bonitas ni la sumisión, con ello no se consigue nada desde su perspectiva. Están dispuestos a la violencia, al terrorismo como modo de atemorizar y conseguir sus objetivos, que tampoco parecen muy nítidos. La policía está muy preocupada. Estos movimientos ya son veteranos en otros países europeos. En España no son tan activos porque nuestra policía -que es muy eficiente- trabaja en la prevención.
Pero la policía está muy preocupada. Se mueven sibilinamente en las redes, en internet. No se habla de ellos porque la gente no los conoce, por ello son más peligrosos. No quieren ser considerados ni nazis ni genuinamente fascistas. Están contra la mujer, a la que desean sumisa, son misóginos de manera extrema; defienden la tradición cristiana, pero no la religión; naturalmente son supremacistas, desean el poder de los blancos, odian a los inmigrantes, especialmente a los musulmanes, aunque, paradójicamente, ¡se inspiran en los talibanes!
Es tal la amalgama de 'ideas' que yo creo que a ese peligroso redil acuden jóvenes de todos los orígenes más animados por un nihilismo desesperado que por otra cosa. La mayoría, ante el futuro atroz que les espera, se apunta al clavo ardiendo de la violencia.
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