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A veces ocurren ciertas cosas. Por ejemplo, que un primer amor, o un amor muy lejano, reaparezca en la vida de alguien. Y después de ... muchísimos años, cuando una vida se encuentra bien avanzada y la dicha es ya una aspiración remota, y cuando asistimos a la desolación de la quimera (por evocar a Luis Cernuda), cuando todo eso ocurre, resulta que la dicha se presenta inesperada, aunque es verdad, siguiendo el 'guion' de este libro que ahora abordamos, que en dos corazones alejados y solitarios, siempre había habitado el recuerdo del otro y siempre había existido la brasa de esa luz primera enamorada. Sobre todo si, como en este caso ocurre, entre aquel lejano amor y este reencuentro emocional solo ocurrieron en la vida de ambos 'malos amores' o 'errores' confundidos con amor.
Lo extraño es que en este libro poético se evoca una historia real y, sin embargo, es una excelente obra. La poesía se siente más cómoda en la elegía, en el distanciamiento, en el recuerdo de la dicha y la alegría cuando esta ya ha pasado. Raramente se escribe poesía hímnica, es decir, poesía escrita desde dentro de la dicha, y cuando se escribe poesía hímnica, desde la celebración, esa poesía suele ser muy mala, o cursilona. Hay algunas excepciones. Ahora que José María Álvarez se nos ha ido, lo pondré a él como una gran excepción: Álvarez escribía desde la celebración, pero para eso necesitaba un cierto cinismo, eso sí, un cinismo luminoso, enorme, que procuraba su gran poesía.
Ya es hora de que nombremos al autor de este libro: Pascual García, uno de nuestros grandes escritores. Primero fue 'Un hombre solo', después 'Un hombre acompañado' y ahora 'Lo que me entregaste', título del libro que ahora comento. Un libro que aunque sea personal, apegado a lo biográfico, al tratarse de poesía nunca es del todo real: ya sabemos por Aristóteles que la poesía nunca cuenta las cosas como fueron, sino como debieron ser.
Claro que estos versos bordean alguna vez lo peligrosamente chirriante, y abordan valientemente lo cotidiano en la relación, pero Pascual salva siempre ese peligro forjando una especie de reflexión ensayística sobre el amor. No solo sobre 'mi amor', sino sobre el Amor, como debe hacer la buena poesía, que ha de elevarse sobre lo estrictamente contingente. Y no importa si esta historia es ya 'para siempre'. Un solo instante es bastante, acaso suficiente. Justicia poética.
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