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Hace años, era sabido y consentido, al fútbol se iba a desfogarse, a insultar al árbitro, a decirle disparates a los jugadores, a los rivales pero también a los propios cuando se consideraba que no estaban jugando bien. Se lanzaban, con toda permisibilidad, cosas al ... campo, como se iba a Sevilla, a la Maestranza, a lanzarle almohadillas al Faraón de Camas, al gran Curro Romero.
Las cosas han cambiado, en algún aspecto para mejor. Algo ha cambiado la sensibilidad general, pero, sobre todo, ha cambiado la predisposición, digamos, gubernamental. Todo ello ha propiciado, por ejemplo, que hoy sea portada y tema de escándalo y de debate que determinado jugador de piel oscura haya sido insultado en un estadio. O que el entrenador Quique Sánchez Flores haya sido llamado, con intención peyorativa, «gitano». Sánchez Flores, sobrino, nada menos, de la genial Lola Flores. ¡Qué envidia!
Aún recuerdo, cuando era joven, cuando en el Madrid se fichó al primer negro de la plantilla. Hubo un intenso debate, en el Madrid jamás hubo antes un negro. Ahora el equipo blanco, merengue, es un equipo de negros, y generalmente ellos son los mejores. Lo raro ya es ver a un jugador de piel blanca en la alineación. Sí, las cosas han cambiado, pero en los estadios siempre, ¡siempre! habrá descerebrados y no solo eso, sino auténticos racistas convencidos de que un ser humano es inferior por tener de otro color, su piel.
Ante eso solo cabe el castigo. Por Ley. De alguna forma rozamos lo que yo llamo ética por interés. La ética por interés, claro, es más amplia y significativa, pero en algún sentido la estamos rozando. Así, la ética, es decir, la reflexión teórica, filosófica, la Filosofía Moral, para que alcance a la ética vivida, a la moral individual de cada uno, o a la social y cultural, ha de convertirse en Filosofía Política que aspire a que los gobiernos apliquen leyes justas y correctoras.
Algunos conductores no van por una autovía en la dirección correcta por convicción, por sentido común o por ética y respeto hacia los demás conductores, sino porque hay leyes de tráfico con su consiguiente castigo. Claro, también hay un famoso político que aseguró que a él nadie le dice cuánto puede beber antes de coger un volante. Pues nada, Ley y castigo. Mientras no sea así habrá conductores psicópatas y habrá racistas en los campos de fútbol. Por ejemplo.
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