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Francisco Brines recomendaba siempre distanciarse del problema, fuese cual fuese el que había provocado nuestro dolor, o el despecho, a la hora de escribir un poema. De esa forma, en lugar de lanzar un exabrupto personal más que un poema, el poeta, gracias a su ... experiencia personal, podría escribir un texto válido para todos. Sería así una palabra solidaria, válida en el tiempo. Es decir, la distancia temporal y emocional de lo acaecido es fundamental para escribir buena poesía y no pataletas más o menos adolescentes.
Marisa López Soria ha reeditado su libro de poemas 'En consideración te escribo' (Editorial Difácil), cuya primera edición data de 1996. No sé si cuando apareció la primera edición había pasado mucho tiempo o no del suceso que lo inspiró, pero, en todo caso, lo que sí se nota es distancia emocional. Lo que aquí se narra es una historia de desamor con principio y desenlace. El/la poeta parte de su experiencia, lo que no necesariamente tiene que ser autobiografía pura y dura.
Distancia que no quiere decir indiferencia. Al contrario, sabe dar repizcos de poeta, no niega que pueda sentir desafecto despechado, y no se ahorra sutiles pero irónicos reproches o calificativos a la otra parte. Es increíble leer cómo hace una poesía hímnica al revés: desde la previsible tristeza, se alza y canta a la liberación. Algo así como un yo te quería, pero puesto que tú lo has querido, «precipítate», con las letras de esa palabra precipitándose en el libro.
Como tengo muy poco espacio lo diré rápidamente: estamos ante un poemario excepcional. Desde la forma al fondo. Es deslumbrante ver cómo en sus versos se convierten en absolutamente poéticas palabras que normalmente no nos lo parecerían. No faltan los trucos de poeta (no olvida a Pessoa: el poeta finge), pero también los de mujer, ¿despechada, despachada?, que cierra una puerta como quien barre la casa, al tiempo que abre otra de par en par.
Sabiamente, casi procelosamente, nos prepara, hasta que nos lleva al comienzo de todo en el poema 'Hola'. Una noche, tal vez un verano, una playa, un cuerpo trigal que aparece. Los peligros de las noches de verano, quizás es que no hacemos caso de la sabia copla: «Yo sabía que el vino rojo a la luz de luna/ hay que bebérselo con premura/ porque te embriaga pero no dura». Y luego viene costumbre, urgencia de la cópula, traición.... Y desamor. Y el verso final: «Señorío de mi boca sin tu nombre». Marisa es una maestra descomunal. Escuela tuvo.
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