Amnistía no, gracias

La independencia de Cataluña sería injusta, entre otra muchas razones, porque dejaría huérfana, sin patria, a más de la mitad de los catalanes –porque son más de la mitad los que no quieren la independencia, de hecho las dos últimas elecciones autonómicas las ganaron, sucesivamente, Ciudadanos y el PSOE– y eso sería dramático. Pero yo siempre defendí –mucho antes de los sucesos del 'procés'– un referéndum, en principio para que lo perdieran, porque creo que lo perderían, pero si lo ganaran, en cualquiera de los dos casos, para que nos dejaran tranquilos de una vez.

Es decir, deseo la mayor, pero no la menor, que sería la amnistía. No soportaría ver por aquí, libremente, sonriendo con sus aires de superioridad, a Puigdemont. Me parecen más dignos los líderes de ERC, que pese al indulto se tragaron dos años de trullo, que no es poca cosa. Incluso entendería el indulto para personas de segundo y tercer orden político, que quizás se vieron arrastradas por la locura irresponsable de sus líderes. ¿Pero al jefe de los herederos de los Pujoles y del mangoneo del 3%, huido como una rata en el maletero de un coche? No, gracias.

Odio el nacionalismo por ser la ideología más reaccionaria, sea el nacionalismo españolista de Vox o sea el catalanista. Una ideología que solo ha procurado injusticia y sufrimiento. Pero estos del 'procés' son especialmente odiosos. Torra, el vasallo de Puigdemont, al que sustituyó como presidente de la Generalitat, es un racista de libro, realmente pestilente.

Que habrá amnistía es indudable. Que Sánchez la dará porque necesita los votos de Junts, bingo. Pero Aznar 'hablaba' catalán en la intimidad o llamaba a los etarras ejército de liberación del pueblo vasco porque necesitaba los mismos votos. Esas cosas pasan, aunque sean irritantes. Pero ver a Puigdemont suelto por las calles de Barcelona y sin juicio, no lo soporto. Lo siento. Que les den la independencia. Eso sí, nos perderíamos ganar una vez más la Champions al Barcelona.