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Qué diríamos en España de un periodista que lamentaba que se hubiese perdido la sana costumbre de dirimir las polémicas y las discusiones mediáticas a puñetazos en la calle, practicando 'boxing' (o a bastonazos, como le pasó a Valle-Inclán), porque escribía que después de ... las hostias uno se quedaba suave y venía la entente cordiale ante unas pintas. Diríamos: «Un facha». Pero el «facha» resulta que era un inglés erudito de izquierdas y convencido, uno de los pilares de la biblia laborista The New Statesman, quien luego naturalmente se hizo de derechas igual de convencido, esos cambios bruscos de clima en el mismo día típicos de Inglaterra, cuando vio que los piquetes huelguistas pasaban del 'boxing' caballeroso al sabotaje de la nación. La nación, esa cosa de tan poca broma en cualquier sitio del mundo que no sea España. Se llamaba Paul Johnson, consideraba en serio a Franco como «uno de los hombres más inteligentes del siglo XX» (como Churchill), ha vivido hasta los 94 y deja millones de enemigos, los que más lo admiraban.

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laverdad El antipático