Andorra On My Mind
ESPEJISMOS ·
Me preocupan un poco los zagales estos, todo el día creando contenido en sus pisazos andorranosSecciones
Servicios
Destacamos
ESPEJISMOS ·
Me preocupan un poco los zagales estos, todo el día creando contenido en sus pisazos andorranosMira que soy anglófilo, pero algunas cosas de ese país desesperan al más mod. La tontuna de no usar documento de identidad, por ejemplo. Muy ... orgullosos ellos, desde su tradición liberal, de que su Estado no los etiquete con un número como al ganado, que es una idea que suena muy bien hasta que tienes que acreditar quién eres para cualquier cosa (alquilar piso, contratar internet, apuntarte a un curso, etc). La pesadilla burocrática sustitutoria es mucho peor, más farragosa, intrusiva y más, digamos, pecuaria que una tarjeta nacional de identidad, pero no les discutas esto mucho que se encienden. Recuerdo situaciones extravagantes: cristales blindados entre el funcionario y tú en los trámites para solicitar un número de la Seguridad Social o pasar la ITV. Supongo que cada uno es libre de ver la distopía de 1984 donde quiere, y para ellos el Gran Hermano no está en la mampara, está en el 'deeneí'.
La tontuna de la 'deeneifobia' es 100% 'british', es verdad, pero de paradojas como esa está la vida llena. Me gustan. Me interesan. Se podría decir que las colecciono. ¿Os cuento otra? El desprecio de la política y la ideología se parece mucho a todo esto que os comento: no querer saber nada de ellas, declararte liberado de lo político y lo ideológico es una receta infalible para convertirte en un talibán, exactamente el tipo de persona que rechazas, o casi peor, porque ni siquiera te das cuenta. Me explico. El lunes estuve en Alcantarilla, dando una charla sobre mi librería y mis libros en el IES Alcántara. Alguien dijo que la política es un coñazo. Otra respondió que lo personal es político. Me pregunté dónde no hay política, qué queda fuera de la ideología. «Youtube y Twitch». Uf. Hace unos días Felipe G. Gil publicó en medios digitales una interesante pieza sobre la ideología de los nuevos comunicadores estrella de las plataformas de 'streaming', donde se fomenta un formato de directos larguísimos con un único conductor que acaba opinando sobre lo divino y lo humano, y donde el exabrupto da 'followers.' Lo que viene siendo un tertuliano de toda la vida, vamos.
Me dan cosica, los 'streamers'. A la autoexplotación se suma la autoalienación, y cuesta imaginar una vida sin vacaciones ni vida social, como la de Ibai Llanos, empalmando una jornada de catorce horas tras otra para alimentar al algoritmo. Y el colmo: la autodeslocalización. Para burlar al fisco, la crème de la crème de los creadores de contenido suelen externalizarse a sí mismos a Andorra: El Rubius, Auronplay, el murciano TheGrefg o WillyRex ya han dado el paso, si bien con Hacienda tras sus pasos para verificar que su residencia en el Principado no es solo fiscal. Las visitas a la pelu de Shakira en Barcelona fueron la pista que permitió al Ministerio probar que no residía de verdad en Bahamas. Así que nada de bromas: al gym, en el Principat. Has tenido que abandonar tu ciudad, tu familia, tus amistades y tu estilo de vida, pero cuando toca presentar la declaración, compensa. Uno de los youtubers 'apolíticos' más beligerantes, un jovencillo bajito apodado no sé qué de Wall Street, y que suelta «los impuestos son un robo» cada seis palabras, protagonizó una reciente risión colectiva quejándose en un directo de que Andorra no tuviese aeropuerto. De esos que se construyen solos, sin necesidad de recaudar impuestos antes, suponemos.
Me preocupan un poco, insisto, los zagales estos, todo el día creando contenido en sus pisazos andorranos. Les he cogido entre cariño y pena de verlos todo el día desfilar por el móvil de mi hijo adolescente. Entran ganas de mandarles un tupper y preguntarles si se han echao novia ya. Para mí son como esos humanos conectados a un cable que salen en Matrix: por un lado emiten impulsos eléctricos que alimentan a las máquinas, por otro les entra una sonda que los mantiene vivos y engañados, personajes de una ficción. No sé cómo lo llevaría yo. Gestionar tan joven un éxito así, quiero decir. Ver entrar cientos de seguidores cada minuto, hacerte famoso sin abandonar la penumbra (y tal vez un poco el aroma) de tu cuarto, desconectarte de tu barrio, tu lugar de estudios o trabajo y tu gente para relacionarte en exclusiva con fans que te celebran los pedos. No te digo nunca jamás. Igual yo sería ahora un niño rata de 47 años gritando que el Gobierno me quiere controlar en un directo de Twitch a las cuatro de la mañana. Pero quiero creer que algo me impediría mirar a cámara y decir que lo mío no es ideología. Un resto de respeto por mi audiencia. O de sentido común. O un ataque de risa.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.