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Tirando a dar

Piña para el niño y la niña

Imagino que este fenómeno está relacionado con la creciente desesperación por conectar de manera directa con otro en un mundo cada vez más digitalizado

Sábado, 7 de septiembre 2024, 00:58

Me pregunto yo, recién aterrizada a la bendita rutina que nos organiza, que a qué desocupada mente se le habrá ocurrido la idea de ligar en los supermercados, a una hora determinada (porque ha de ser ―perentoriamente, sin posibilidad de discusión, entre las siete y ... las ocho de la tarde), y llevando una piña al revés, es decir, con las hojitas desmochándose entre las rejas del carrito de la compra o pinchando los plásticos de las bandejas de las otras frutas. Imagino que debe de ser algún comerciante de piña, algo así como lo de comer uvas en Nochevieja, que todo empezó por una superproducción de uva que tiraba los precios por los suelos, y que ha logrado que en las actuales Navidades se pongan los precios por las nubes. Pero, oigan, que ahora no necesita de años para consolidarse la cosa, con las nuevas tecnologías la idea ha corrido como el reguero de la pólvora.

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