Una hora
Tirando a dar ·
Este cambio forzado y artificial nos descoloca. Nos roba el sueño, nos altera el humor. Como si nos pusieran un zapato que no es de nuestro númeroSecciones
Servicios
Destacamos
Tirando a dar ·
Este cambio forzado y artificial nos descoloca. Nos roba el sueño, nos altera el humor. Como si nos pusieran un zapato que no es de nuestro númeroEn una hora pueden ocurrir muchas cosas: un nacimiento, una muerte, una ruptura, un compromiso, un accidente, comprobar que nos ha tocado la bonoloto, que ... nos caiga el puñetero meteorito ese que anda acercándose peligrosamente a la Tierra, que nos pidan matrimonio, que nuestro libro se convierta en un 'fueraserie'..., así que no me gusta que me roben una hora. No me gusta. Y no me digan que ya nos la devolverán en octubre. ¿Y quién me garantiza que yo estaré viva en octubre?
Porque una hora es mucho más de lo que parece. En una hora puedes tener esa conversación que cambia el rumbo de tu vida o, simplemente, decidir no tenerla nunca. Puedes reconciliarte con alguien a quien creías perdido o perder a alguien que dabas por seguro. En una hora puedes escribirle ese mensaje que llevas semanas rumiando y borrar las palabras cien veces antes de atreverte a darle a enviar... o no enviarlo nunca y quedarte con la espinita clavada para siempre.
Una hora puede ser el rato en el que por fin te atreves a mirar hacia dentro y darte cuenta de que no eres feliz, o el momento exacto en el que alguien te abraza tan fuerte que todos los pedazos rotos encajan otra vez. En una hora puedes decidir dejarlo todo y largarte a recorrer el mundo, o quedarte quieto y ver cómo la vida –ingrata ella– sigue su curso sin ti.
Y sí, ya sé que es solo una hora. Pero no. No es solo una hora. Es una parte de mi vida, y mi vida no es algo que se pueda andar quitando y devolviendo como si fuera un abrigo en el perchero de un bar. No quiero que me la roben con la promesa de que en octubre me la devolverán. ¿Y si en octubre ya no estoy aquí? ¿Y si octubre me pilla en otra vida, en otro lugar, o, peor aún..., sin ganas de que me devuelvan nada?
No estoy de acuerdo con este cambio de hora absurdo, impuesto y arbitrario. Porque detrás de cada hora que nos quitan hay millones de cosas que podrían haber pasado y ya nunca pasarán. Una hora menos es un beso que no se da, una carcajada que se pierde, un café que no se toma, un 'te quiero' que no se dice. Y todo por un supuesto ahorro de energía que, sinceramente, dudo mucho de que en este siglo siga teniendo sentido.
Vivimos en una época en la que las luces se encienden solas, los aparatos funcionan con mando remoto y la mayoría de nosotros pasa más horas delante de una pantalla que bajo el cielo abierto. ¿A quién quieren engañar? ¿Qué más da si amanece a las siete o a las ocho si la persiana está bajada y la luz de la oficina encendida desde que llegamos hasta que nos vamos?
Además, este cambio forzado y artificial nos descoloca. Nos roba el sueño, nos altera el humor, nos hace sentir que el día no encaja. Como si nos pusieran un zapato que no es de nuestro número. Y a mí, sinceramente, me gusta el tiempo con su medida justa, con sus horas contadas pero vividas, no administradas desde un despacho en Bruselas o donde sea que decidan tales ocurrencias.
Porque no es solo el reloj el que se adelanta o se atrasa. Es la vida la que se ve zarandeada sin que nadie nos pregunte. Y yo, que ya tengo bastante con los vaivenes de la existencia, no quiero que me quiten una hora. No quiero perder ni un minuto de lo que pueda pasar. Porque sé que en una hora puede desatarse una tormenta o llegar la calma, puede abrirse una puerta o cerrarse para siempre.
Así que no, no me consuela saber que me la devolverán en octubre. No me consuela porque la vida no es una balanza exacta ni una ecuación que se resuelve dándole a la calculadora. La vida es ahora. Y cada hora que pasa es única, irrepetible y sagrada. Que me quiten otras cosas, si quieren, pero no el tiempo. Porque el tiempo es lo único que, cuando se va, no vuelve.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.