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Para escribir estas críticas siempre intento encontrar un hilo conductor entre las películas que veo cada jornada. En ocasiones como hoy eso resulta imposible. 'Una ... gran mujer' y 'Lo que arde' no tienen mucho que ver. Una es urbana y la otra rural, una es de personas que no buscan el perdón y la otra de los que ansían la redención, una es agria sin concesiones y la otra amarga con toques de dulzura.
En la rusa 'Una gran mujer' se filma la pobreza con belleza inusual, la pobreza y miseria de una Leningrado recién salida del asedio sometido por los nazis en la Segunda Guerra Mundial. Una urbe tan devastada como el alma de sus ciudadanos y las conciencias de nuestras protagonistas, dos mujeres al límite en una sociedad que ha olvidado la compasión y apartado la humanidad. Ambas son el refugio de la otra, dos soledades que se acompañan, pero lo malo es que la joven directora Kantemir Balagov (he buscado cómo se escribía el nombre, no olvidéis mi dislexia), no termina de definir si lo que vemos es una película de amor, de amistad, de drama social o estamos ante una tragedia sin anestesia.
Dirección: Kantemir Balagov. Rusia, 2019. Drama social
Dirección: Oliver Laxe. España, 2019. Drama rural
La fotografía de tanto pavor y espanto recuerda las composiciones del realismo pictórico socialista, muy adecuado para narrar una época de colores desvaídos, pisos comunales, ropa remendada y en donde una bolsa de rábanos es el mejor regalo, pues es la diferencia entre morir de hambre o seguir viviendo.
Pensaréis que exagero, pero os digo tres secuencias que te dejan el alma pelada: un médico pidiendo a la esposa de un inválido que le haga la eutanasia a su marido; una violación consentida; el asesinato de un niño de tres años asfixiado por su presunta madre.
Ese ángel de la muerte rubio, con tez de Blancanieves y corazón como un cubito de hielo es el más interesante de los personajes. Desvalida y usada por todos los que se cruzan en su camino, y manipulada por su amiga, una mujer que no sabemos si es mala para sobrevivir a la guerra o por vocación, y que es el más vital de cuantos personajes pueblan esta cinta. Ambas protagonizan una historia que sabes que terminará muy mal, aunque la película acabe antes. Un largometraje tan alegre como una mujer viviendo con talibanes, las antípodas cinematográficas de Marvel.
La calidez del día la encontramos en 'Lo que arde', y no me refiero al hecho de que vaya de un pirómano que sale de la cárcel y vuelve a vivir con su madre en la Galicia rural y profunda, sino a que aquí encontramos algo de ternura, desterrada en la anterior, y hasta los personajes más rudos te encariñan. Esta película se contempla con el interés con que miramos un fuego en la chimenea, que nos hipnotiza. Las imágenes son de las mejores que he visto hasta ahora en el FICC. No hay innovación visual, ya hemos visto rodado ese incendio forestal y esa imagen de apertura de los árboles desapareciendo misteriosamente, pero sí lo hace con un naturalismo que fascina. Mañana más, y (por mi bien) esperemos que más alegre.
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