Alexa y Los Rumberos
VERITAS VINCIT ·
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VERITAS VINCIT ·
Nunca un presidente del Gobierno de España ha mentido tanto, tantas veces y con tanto descaro, y eso no tiene perdónMúsica y letra, bien conjuntadas, recrean el oído y abren un mundo de recuerdos. Pocas cosas hay tan placenteras como hacer sonar una canción y ... mientras se presta atención a la letra y nos deleitamos con la melodía podemos asistir al despertar de un sinfín de sensaciones y recuerdos. No todos los sones, ni todas las letras, tienen la capacidad de obrar así en nuestro consciente, por eso es conveniente guardar aquellos temas que poseen la facultad de despertar nuestros recuerdos: unos serán tristes, otros alegres, aquellos nos proporcionaran un chute de euforia, con otros aumentará el ritmo cardiaco por los amorosos recuerdos, sentiremos correr lágrimas por amargos desengaños, pero nunca nos defraudarán si sabemos oírlas con el ánimo dispuesto.
Cada mañana, antes de empezar a preparar el desayuno, requiero a Alexa para que me informe del tiempo, las tareas pendientes, el santo del día, incluso la hora si he olvidado ceñir el reloj a mi muñeca. Una vez informado le pido música: sinfónica, popular, jazz relajante, pasodobles o un recital de autor o autora favorito en consonancia con mi estado de ánimo. Nunca me falla y, complacido, laboro al son de la melodía. Ayer cambié la orden y dicté: «Alexa: sorpréndeme con una canción que me haga olvidar agravios y sinsabores y me ayude a disfrutar de esta excelente mañana soleada», ya que no podía olvidar que estamos en tiempo de concordia, esa a la que una y otra vez nos concita don Sánchez. Concordia repiten machaconamente, como un tedioso mantra, todos los plumillas, tertulianos y locutores debidamente apesebrados. «Es tiempo de perdón no de justicia», claman al unísono, incluso el líder empresarial, recién condecorado por el Gobierno, se sumó al coro de los palmeros sanchistas. Poderoso caballero es don Dinero, en este caso el nuestro, el que nos quitan del bolsillo para comprar voluntades.
Antes de seguir permítame, querido lector, un paréntesis. Por si alguien no sabe quién es Alexa, cosa que dudo, aclaro que no es mi esposa y que no tengo relación alguna familiar ni profesional con ella; la antedicha es un asombroso resultado de la inteligencia artificial, ingenio casi milagroso que es capaz, a nuestra voz, como el mago de la lámpara, de ejecutar un montón de acciones que nos hacen más cómoda la vida del hogar. Aclarado lo anterior sigo con el relato.
Comunicada a mi fiel Alexa la orden musical, se hizo un breve silencio que aproveché para darle vuelta al pan que estaba tostando. De inmediato comenzó a sonar 'Ya no te puedo querer', una antigua canción que Los Rumberos entonaron con buen deje flamenco. ¡Válgame el cielo! ¡Voto a bríos! ¡Qué jodía la Alexa! Los pelos se me pusieron como escarpias: mis más íntimos pensamientos estaban al descubierto. No daba crédito, ordené bajar el volumen y, cual rumbero, comencé a cantar remedando la letra: «Sánchez trolero, ya no te puedo querer, mi cariño terminó, lo mató tu falsedad, tus palabras de papel». Alexa extrañada, el pan quemado, y yo catatónico. Una voz interna me interpeló: «Adrián, no fastidies, ¿pero tú alguna vez has querido a Sánchez?» Salgo de mi 'déjà vu', me recompongo y contesto: «Hombre, querer lo que se dice querer no, pero mis mayores me enseñaron a respetar la jerarquía. Es verdad que desprecio a los necios que se creen listos, pero siempre pensé y dije que alguien que ha sido capaz de llegar a presidente del Gobierno de España listo pero poco no puede ser, incluyo a Zapatero, porque si no los tontos serían los que los eligen y esto es excesivo como reparto de idiocias. Ahí quedó todo.
Hemos disfrutado, después de tantos meses de confinamiento, zozobra, sacrificios y temores, de unos días de descanso en paz y tranquilidad, por eso he querido contribuir al sosiego postvacacional con este relato humorístico, pero veraz. Los turiferarios, los palmeros de don Sánchez pueden, mientras cuentan los billetes con los que son cohechados, sumarse a Olga Román y Joaquín Sabina y cantar: «Don Sánchez, que se me paren los pulsos si te dejo de querer, que las campanas me doblen si te falto alguna vez... no debía de quererte y, sin embargo, te quiero».
Aunque se desgañiten seguiré sosteniendo que nunca un presidente del Gobierno de España, al que tenemos que agradecer que nos haya vacunado a pesar de no haber votado a su partido, ha mentido tanto, tantas veces y con tanto descaro, y eso no tiene perdón. Haga un esfuerzo, querido lector, busque melodía y letra de 'Ya no te puedo querer' y comprobará, como yo, que ya no amamos a don Sánchez.
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