Alcaraz no es humilde
REBELDÍA MURCIANA ·
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REBELDÍA MURCIANA ·
En ese sitio infecto que es Twitter, solo comparable en mal gusto a la increíble diversión que uno encuentra en esos lares en los que ... pasar horas muertas leyendo sobre casi cualquier cosa que uno pueda imaginar, veía el otro día que había un porcentaje no menor de usuarios criticando que Carlos Alcaraz, el nuestro, no es lo suficientemente humilde para la turba políticamente correcta.
Paremos las rotativas en este momento, que parece que hablamos de un zagal cualquiera y la cosa se pone seria. Un niño de El Palmar, como su hijo o su nieto, se ha convertido con 19 años en el mejor jugador de tenis del mundo. Por delante de Nadal, de Federer, de Djokovic, de Tsitsipas y de todos los demás; que ya no me sé más nombres y necesito un par de meses de aclimatación a esta nueva afición obligatoria para los murcianos. En este nuevo mundo en el que en el colegio te enseñan que tiene tanto mérito tener un 3, mientras seas buena persona, que tener un 10, que seguramente seas un engreído por triunfar tanto; es normal que los adultos educados en la LOE crean que ser el mejor en algo es un motivo de vergüenza.
Hay dos conceptos completamente distintos que generalmente la izquierda confunde, aunque también muchos de los autodenominados de derechas se suman al carro mediocre. Es efectivamente censurable que una persona entienda que sus méritos, ya sean deportivos, laborales, económicos o de posición social, le permiten tratar a los demás con la condescendencia de creerse superiores a ellos. Eso, por supuesto, no es una cuestión de ausencia de humildad: lo es netamente de falta de educación. Pero hay otra cuestión radicalmente distinta, que es la que la turba detesta, que se limita a censurar que uno se sienta orgulloso de los éxitos propios que consigue con el sudor de su frente y el esfuerzo de su trabajo. Es decir: es una teoría que se basa en la cancelación de la meritocracia como si fuera más importante que el vago no se acompleje antes de que al trabajador se le premie.
El caso de Carlitos es anecdótico porque a ver quién es el guapo que le dice a un chaval que en EE UU aún no tiene la edad legal para pedir una cerveza que no puede sonreír cuando le dicen que es el mejor jugador de tenis del planeta, pero el caso de los niños que hoy están siendo educados en la igualdad y no en la capacidad va a llegar un día que se conviertan en adultos y descubran que, oh sorpresa, en la vida real ser listo es una ventaja considerable frente a ser tonto.
La pedagogía ha evolucionado mucho, y seguramente en la mayoría de los casos bien, en unos años en los que hemos empezado a entender que hay más inteligencias que la matemática o la memorística, y que quizás hay talentos ocultos que el sistema contribuía a dilapidar con un modelo tan rígido que apenas dejaba espacio para la creatividad. Pero si algo ha matado este nuevo sistema en el que impera más que el niño sea empático (antes que aprenda a sumar o restar) es que está machacando sistemáticamente a aquellos que, o bien por talento innato o bien por esfuerzo, consiguen destacar y convertirse en personas excelentes en el ámbito que corresponda. Que haya profesores que no suspendan a sus alumnos por si sufren no ayuda a los que aprueban por condescendencia, a los que consideran tan incapaces que creen que sin ayuda artificial ajena jamás conseguirán un nivel ni medianamente adecuado; pero tampoco a los que consiguen un sobresaliente, pues si cualquiera puede acercarse a la nota máxima su esfuerzo se devalúa y la excelencia, que es dura, se convierte en un camino inservible.
Si resulta que ser el mejor es motivo de vergüenza y no de orgullo, como dicen algunos de los 'haters' de Alcaraz, no sé en qué mundo creen que encontraremos al nuevo Cervantes, al próximo Juan de la Cierva o al siguiente Steve Jobs. Por suerte para Murcia y para desgracia de la izquierda, Carlitos y sus padres entendieron que la felicidad que conlleva la recompensa del esfuerzo sí merece la pena y por ello la Región hoy corona el mundo del tenis.
En fin, que le tienen envidia al zagal. Como para no tenerla. Vaya campeón el murcianico.
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