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Miguel Martínez
Nuestra seguridad tiene un precio

Nuestra seguridad tiene un precio

Primera plana ·

Elevar la inversión en Defensa ya no está en discusión en la UE. El debate es cómo financiarla. El dictamen de López Miras atina al pedir un presupuesto específico adicional y no desviar dinero de otras políticas, como las de cohesión. Ese es un riesgo para la Región, en un nuevo escenario geopolítico que también nos abre oportunidades

Domingo, 23 de febrero 2025, 07:13

Si había dudas sobre la necesidad de que Europa haga de la Defensa una de sus grandes prioridades, seguro que quedaron disipadas tras la intervención del vicepresidente J. D. Vance, en la Conferencia de Seguridad de Munich, y el acercamiento de Trump a Putin a cuenta de la guerra en Ucrania. Sermonear a los partidos democráticos alemanes, que hoy acuden a las urnas, por mantener vivo el recuerdo de lo que fue el nazismo y estar atento a las formaciones que minimizan lo que representó, supuso una monumental afrenta a la memoria de las víctimas, incluidos los soldados estadounidenses que en playas y campos de Europa pagaron con su vida la lucha contra Hitler.

La duda hoy es si la OTAN, con Estados Unidos al frente, respondería en caso de que Putin utilizara fuerzas rusas para hacerse con territorios en la región del Báltico. Europa, sí o sí, tiene que reaccionar, visto el posible desenlace de Ucrania. Aunque la política de defensa común ha permitido desplegar 40 misiones de paz en los últimos años, la dependencia de Estados Unidos para blindar nuestra integridad territorial ha sido excesiva. Sin el gigante norteamericano carecemos en la UE de capacidad de defensa aérea antimisiles, misiles de precisión de largo alcance, aviones cisterna de reabastecimiento en vuelo, aviones de vigilancia aérea o satélites de inteligencia, tanto en número como en tecnología puntera. A Trump no se le puede criticar cuando cuestiona el bajo compromiso financiero de los miembros de la OTAN, con siete de ellos lejos del objetivo refrendado en 2022 por todos de alcanzar, en 2029, el 2% del PIB para defensa en cada país. España, con solo el 1,28%, es el más incumplidor. La UE ha prometido 1.500 millones hasta el año 2027 para la Estrategia Industrial Europea de Defensa, a fin de garantizar el suministro de material y armamento y cooperar con Ucrania en la recuperación y modernización de su industria militar.

Pero esa cantidad se queda muy corta. El secretario general de la OTAN, el holandés Rutte, habla ya de superar el gasto en defensa por encima del 3% del PIB. Von der Leyen ha prometido flexibilidad fiscal y Calviño la intervención del Banco Europeo de Inversiones, pero no será suficiente, como bien sabe Pedro Sánchez, que aboga por mecanismos mancomunados de la UE, bien a través de bonos europeos específicos o deuda común, a lo que se oponen otros países. En este asunto crucial, López Miras lo está haciendo bien, posicionándose políticamente en el Comité de las Regiones, que aprobó su dictamen sobre la industria de la Defensa europea. Con buen tino, su informe propone que el nuevo marco financiero de la UE debe disponer de un presupuesto específico adicional para la industria de Defensa, rechazando la posibilidad de desviar dinero de otras políticas comunitarias, con especial énfasis en las políticas de cohesión, tan relevantes para regiones como la nuestra.

Ese es el riesgo para la Comunidad de un escenario que, a la vez ,trae oportunidades. El Gobierno regional acertó cuando apostó hace un par de años por el programa Caetra de impulso a las empresas de tecnologías de uso civil y militar. Eso ha posibilitado que ahora, con vistas a la reconstrucción de Ucrania, más de treinta alcaldes de ese país visiten la próxima semana la Región para conocer firmas murcianas con experiencia en la gestión del agua, la reutilización de escombros y programas infomáticos que detectan daños en edificios. El Info está haciendo un buen trabajo en esta decisiva apuesta, que cuenta con el liderazgo tecnológico de relevantes empresas, como Navantia, SAES y CT Ingenieros, entre otras. Será el Info quien, anunció esta semana López Miras, gestionará el primer centro de innovación de España en ciberseguridad y espacio cognitivo, área emergente de la guerra híbrida que incluye todas las actividades destinadas a minar la confianza en las instituciones y crear estados de opinión en beneficio propio con estrategias de desinformación. La OTAN reconoció hace cuatro años la importancia de proteger el dominio cognitivo contra esos ataques y la UE ya ha financiado con 832 millones 41 proyectos en ese campo.

El centro, que estará en el Parque Científico de Espinardo porque ya hay un edificio idóneo disponible en un entorno de innovación, albergará 'startups' tecnológicas orientadas a la ciberdefensa y el dominio cognitivo. Un modelo muy similar al del Centro Europeo de Empresas e Innovación de Murcia (Ceimm), aunque lógicamente en un edificio con medidas de alta seguridad y firmas especializadas en esos ámbitos. Prepararse para la guerra podría ser la mejor manera de evitarla. Pero no va a ser fácil ni barato. Nuestra seguridad tiene un precio alto. Regiones como la nuestra, donde se desarrolla el programa del submarino S-80, el mayor proyecto militar español de I+D+i, tienen la oportunidad de estar en la vanguardia de este esfuerzo europeo. Disponer de una presencia destacada de los tres Ejércitos y del geoestratégico enclave de Cartagena favorecen, sin lugar a dudas, el protagonismo que en este nuevo escenario internacional puede desempeñar una región donde hace mucho tiempo caló la cultura de la defensa y la seguridad, por las amenazas que históricamente encaró en sus costas.

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