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Ese otro muro

Ese otro muro

Primera plana ·

El cuerpo electoral murciano está entumecido, sin movimiento, como hibernando. En proceso de congelación hasta la siguiente llamada a las urnas. De la polarización hemos pasado a la calcificación. La estimación de voto solo fluctúa ligeramente en cada bloque, a derecha e izquierda de una pared invisible pero intraspasable

Domingo, 21 de enero 2024, 07:07

El barómetro del Cemop vuelve a mostrar la rigidez del cuerpo electoral en la Región, pues todos los partidos mantienen el mismo porcentaje de apoyo que en las autonómicas de mayo. En este escenario aletargado, propio de un tiempo sin movilizacion por la lejanía de las urnas, el PP ganaría con el mismo respaldo que hace más de medio año y solo Vox exhibe una sustancial mejoría, que le reportaría un diputado más si hoy hubiera elecciones, a costa de un PSOE que bajaría ligeramente en apoyos, pero lo suficiente como para perder un escaño. Podemos registra un modesto avance, sin verse afectado por su divorcio con Sumar.

En definitiva, pequeñas variaciones en la estimación de voto que no alteran la gran división de fuerzas que se ha consolidado en las últimas dos décadas en la Región: una mayoría conservadora que representa, aproximadamente, el 60% del electorado frente a un 40% de voto progresista. La existencia de dos inamovibles bloques, ideológicamente separados por un muro invisible pero sin resquicios para el trasvase de votos, ayuda a entender cómo es posible que gane el mismo partido desde 1995 sin que su gestión haya tenido alguna vez un mayoritario respaldo en las encuestas. Esa polarización ideológica del electorado también explica por qué el indiscutible incremento de las inversiones realizadas por Pedro Sánchez en la Región no ayuda a propulsar al PSOE. Es más, cuando el presidente habla de levantar muros a las «fuerzas reaccionarias» lo que refuerza es esa barrera ideológica que impide a su partido crecer por el centro.

De hecho, retrocede en la Región y mantiene a duras penas su suelo electoral con esa estrategia suicida de defender una ley de amnistía que rechazan siete de cada diez murcianos. Repitiendo los argumentarios de Ferraz en asuntos sensibles que afectan a la igualdad entre españoles, uno puede acabar presidiendo Paradores, siempre que tenga buena cabeza y preparación, pero jamás presidirá esta Comunidad, para lo que no hace falta ni buena cabeza ni preparación, pero sí defender sin ambages los valores mayoritarios que inspiran la Constitución y el modelo de Estado que consagra.

La creciente polarización de la política ha ensanchado la distancia entre los votantes de derechas y de izquierdas en cuanto a valores, ideas y prioridades políticas. La brecha llega a tal punto que los posicionamientos se calcifican, sin apenas posibilidad de transferencia de votos de un bloque a otro. Prima el factor ideológico identitario. Los votos fluctúan pero solo entre las fuerzas de un mismo bloque. El PP compite con Vox y el PSOE con Podemos.

En estos primeros cien primeros días de Gobierno, López Miras ha consolidado su posición y es el único líder regional que aprueba. Pero no crece a costa de Vox. Al revés, los de Abascal mejoran sus expectativas desde que están en el Ejecutivo. A mi juicio, los politólogos del Cemop aciertan en su análisis: la estrategia del presidente regional de confrontación y victimización frente al Gobierno de Madrid no se ha traducido en un refuerzo de sus apoyos electorales en la Región. Ha estado más pendiente de secundar la estrategia de confrontación de Génova con Sánchez en Madrid que de la política doméstica. Salir repetidamente en las televisiones nacionales le ha dado proyección nacional, pero un escaso rédito en casa. Y además exponiéndose a riesgos. Esta semana le preguntaron en TVE por la investigación de la 'Operación Cataluña' que afecta al PP y salió como pudo. Es fácil acabar metiendo la pata hasta el fondo, como hizo la vicepresidenta Ribera, también en TVE, acusando poco menos que de prevaricar al juez García Castellón.

Da la impresión de que López Miras cayó en la cuenta estas navidades de que no puede descuidar la escena regional y ahora se le ve más proactivo en la presentación de iniciativas. El acuerdo con Ribera para el Mar Menor también es una señal de que asume que la estrategia de oposición con Madrid, cuando se lleva hasta la últimas consecuencias, hastía a una ciudadanía que ve en los políticos su principal problema. Mientras, en Vox están sabiendo aprovechar la visibilidad que da la vicepresidencia, multiplicando su presencia en todo tipo de actos y encuentros. Vox está en ese momento dulce cuando todo son promesas, aunque quienes les han apoyado, no solo con votos, no tardarán en pedirles cuentas. Aunque no tiene competencias para reformar la ley del Mar Menor, Antelo elevará pronto un borrador al consejo de Gobierno que cuenta con el visto bueno de quienes desde Vox y su entorno mandan desde Madrid. Esta semana hubo una reunión decisiva sobre esa iniciativa en un privado del Churra.

En el PSRM todo seguirá igual hasta que decida Ferraz. De momento, el secretario de organización, Santos Cerdán, está demasiado ocupado con la negociación con Junts, aunque ha dado muestras de apoyar a Vélez, más valorado por los votantes de Podemos que por los del PSOE. Lo que sí parece inminente es la gestora que inicie el proceso para ocupar la vacante en el municipio de Murcia del exalcalde Serrano.

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