El aviso a futuro del 'Nobel del Agua'

En colaboración con científicos de todo el continente, incluidos españoles, Blöschl demostró también que el impacto del calentamiento global en los ciclos hídricos no es homogéneo: el riesgo de inundaciones será mucho mayor en el centro y en el norte de Europa que en el sur, incluida el área mediterránea donde vivimos.

No se puede deducir de lo anterior que estamos en zona de bajo riesgo. Un estudio publicado por científicos del CSIC este mes en la revista 'Nature' muestra que los patrones de precipitaciones se han mantenido estables durante los últimos 150 años en el Mediterráneo, pero el aumento de las temperaturas está llevando a esta región a un proceso de aridez climática. Los modelos científicos están mostrando también que el patrón de precipitaciones, por el incremento de temperatura y del vapor de agua en la atmósfera, favorece la formación de danas que pueden ser más intensas y causar inundaciones repentinas, en forma de riadas en determinados meses del año. Los científicos no tienen dudas de que el Levante se verá expuesto a un aumento en la intensidad y frecuencia de grandes precipitaciones torrenciales, como las que causaron la letal riada de Valencia. También serán más recurrentes las pequeñas pero intensas tormentas, como la que descargó esta semana sobre Águilas. En pleno aviso amarillo por lluvias, la formación muy localizada de esa tormenta escapó a los modelos de predicción, como bien apuntaron el jueves los expertos de Ametse.

La rápida formación de estas células convectivas, que se crean y desaparecen al cabo de poco tiempo tras haber descargado agua con fuerza, escapando a unos modelos de predicción cada vez mejores, pero que tienen sus limitaciones, hace todavía más indispensable el cumplimiento de las medidas de prevención, como la no construcción en zonas inundables o la prohibición de estacionar vehículos en ramblas. Günter Blöschl señala que las sociedades tienden a olvidar el riesgo de inundaciones. Después de un evento extremo, las personas toman precauciones, pero si pasan décadas sin inundaciones, se reduce la inversión en protección y aumenta nuevamente la vulnerabilidad, dice. Eso explica que una y otra vez veamos cómo se relativizan por parte de las administraciones regionales y locales las zonas inundables y los comportamientos temerarios junto a los cauces.

La sociohidrología, la rama científica de la que es fundador Günter Blöschl, señala que las actividades humanas y los ciclos hídricos deben considerarse como un sistema integral: una unidad sociohidrológica. Por esa razón, este investigador argumenta que las predicciones hidrológicas a largo plazo solo serán posibles si también se puede predecir la intervención humana en el ciclo del agua. El mensaje global del trabajo de este investigador parece evidente. No nos limitemos a esperar que ese riesgo de inundación o riada, en claro incremento, se materialice. Actuemos para mitigar esas amenazas, porque será fundamental para evitar daños materiales y humanos en este contexto de clima cambiante.