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Nicolás Redondo Urbieta siempre me inspiró respeto y admiración. Gente de una pieza que luchó de verdad contra la dictadura, que hizo la democracia y, sin embargo, al contrario que la derecha, no tuvo un sentido patrimonial de la historia ni del país. Esto no ... es suyo, aunque lo han hecho ellos; somos continuadores de la labor de quienes nos precedieron, vivimos a hombros de los gigantes que lucharon por dejarnos un mundo mejor.
Nada que ver con el hedor social que transpira la opinión de una buena parte de nuestros conciudadanos con los políticos y las instituciones que representan. Qué cansancio tener que pelear con iguales para reivindicar que este país es de todos. Empiezo a estar cansado de la crítica a la democracia de quienes no tuvieron que pelear por ella, pero se han beneficiado de tantos años de libertad y, por qué no decirlo, de progreso y desarrollo. La memoria es frágil, y por eso no debemos olvidar la distinción entre los que durante la dictadura se beneficiaron de su posición –sin ánimo de molestar– y los que molestaron y por eso no pudieron medrar.
Por respeto a quienes piensan de una forma diferente no suelo entrar en conflicto con otras sensibilidades. Ni siquiera con las de quienes se encuentran en las antípodas de mis convicciones democráticas. En el fondo estoy tan lejos de sus postulados que me resultan indiferentes. Pero me niego a que mi silencio, el de un progresista moderado, se convierta en un silencio cómplice del fundamentalismo de ocasión, de sus eslóganes involucionistas y sus ataques permanentes a quienes no piensan como ellos.
Empiezo a estar un poco harto de quienes me dicen que yo soy un socialdemócrata diferente como salvoconducto para, a renglón seguido, insultar al actual presidente del Gobierno y, lo que es peor e inadmisible, cuestionar su legitimidad. Son los mismos que ahora dicen que Felipe González es un hombre de Estado, pero que no tuvieron recato en crear el ̩'Sindicato del Crimen'. El grupo que trabajó sin cuartel para poner fin al Gobierno de González es el mismo que ahora lo alaba porque, supuestamente, Felipe no está totalmente de acuerdo con Sánchez. Vivir para ver...
Conviene recordar que la Constitución no la hicieron los nostálgicos del franquismo; sí la hicieron partidos y movimientos de corte socialdemócrata, democristiano y liberal (integrados mayoritariamente en la UCD), impulsados por la determinación y responsabilidad de socialistas y comunistas, que aceptaron la bandera, la monarquía... Quienes la hicieron apostaron por un proyecto de concordia.
Los otros tienen un marco mental que viene de muy lejos, un marco extremadamente patrimonial. Siempre han pensado que el país es suyo y solo suyo. Olvidan que, si crees en la Constitución, crees en un país de todos. Pero escuchándolos, creo que a estos no solo les sobran los inmigrantes, les sobramos la mitad del país. Los que piensan que España es de ellos siempre han hecho lo mismo: expulsar física o mentalmente a los «malos españoles», pues solo los «buenos», como ellos, tienen derecho a gobernar nuestra patria común.
En EE UU ese camino radical ha llevado a la derecha al suicidio, la irresponsabilidad lleva al caos. Han cobijado a locos y ahora no hay quien los controle; el todo vale, no vale. De Brasil hablamos otro día.
Yo no voté a Pedro Sánchez en las primarias del PSOE, pero él las ganó y después ganó también las elecciones generales. Una legislatura no exenta de desaciertos, pero visto con perspectiva, creo que el Gobierno presidido por Sánchez ha hecho un gran servicio a los intereses de nuestra patria, comenzando por haber integrado en el sistema constitucional a los que, en 2015, lo denostaban llamándolo Régimen del 78. Y más importante que eso: nos hemos gastado en salvar a las personas mucho menos de lo que nos costó rescatar a los bancos. Por ejemplo, la 'paguita' (así le llaman ellos a la renta vital) hace que todos vivamos mejor y tengamos un país donde quien vive al límite tiene protección. Lo que rebaja la violencia y la delincuencia, cohesiona y da oportunidades. A quien desprecia las medidas de ayuda a la clase media y baja del actual Gobierno, una pregunta: si tan contrarios son a las paguitas, ¿por qué no devolvieron los 20 céntimos por litro de carburante?; ¿o es que las ayudas a los pobres son de peor calidad que las ayudas de las que nos aprovechamos nosotros? En fin, un poquitín de coherencia siempre se agradece.
Terminamos como empezamos. Recordando a un gran hombre y mejor persona. Mi memoria guarda como oro en paño sus conversaciones en las visitas a mi casa y en los largos paseos por el Valle y la Sierra de Carrascoy. Personas con respeto, silencio y humildad que, en definitiva, han construido España.
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