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Hay encuentros que arrojan luz y aportan soluciones imprescindibles para problemas acuciantes y venideros. Encuentros donde se reúnen personas que comparten entre sí todo su ... conocimiento y donde, a veces, uno termina con la sensación de que el mundo, y su problemático futuro, está en las mejores manos posibles. Sin lugar a dudas, yo salí de la mesa redonda de la Red de Cátedras del Agua de Agbar que tuvo lugar en Madrid con esa percepción, con el convencimiento de que se va a intentar hacer todo lo posible por revertir la situación que se trató: la crisis climática y la escasez de los recursos.
Si una cosa me quedó clara de aquella reunión, al margen de la predisposición incondicional de las personas que acudieron a ella, fue el talento y, sobre todo, una gran voluntad. «Inversión real en tema de aguas», «aprovechar las oportunidades para invertir en digitalización y tecnología», «sumar esfuerzos» o «tender puentes, construir alianzas» son algunas de las frases que se arrojaron aquel día, y son también, a su vez, el reflejo exacto del deseo colaborativo necesario para cumplir los objetivos establecidos.
La colaboración público-privada constituye hoy un paradigma de eficiencia y progreso. Si bien es algo que ha venido aumentando en los últimos tiempos, el flujo de comunicación constante entre las empresas privadas y las administraciones públicas supone una condición 'sine qua non' para mitigar las consecuencias de la crisis climática, no solo, evidentemente, porque el poder que posee cada una por separado se multiplica exponencialmente al unirse, sino porque se garantiza el máximo aprovechamiento de la tecnología y los recursos económicos con el fin de no dejar a nadie atrás y transformar así no solo el planeta, también la sociedad.
El componente social de la Red de Cátedras de Agbar es incuestionable: el sector privado que en ella participa cree, con firmeza, que el papel de las mujeres en el desarrollo de las ciudades y la tecnología dará un vuelco, fundamental e incuestionable, al cambio climático.
Desde hace algún tiempo, en la Fundación Aquae están impulsando, en la Región de Murcia, una serie de programas que forjarán los cimientos del futuro del agua, las ciudades y el medio ambiente: AquaeSTEM. Actualmente, este programa se está desarrollando en diez colegios de Cartagena, Lorca, Las Torres de Cotillas, San Javier, Águilas y Cieza, y con un total de 502 niñas de entre segundo y sexto de primaria.
Del mismo modo, la iniciativa Aqualogía ya ha conseguido formar a más de 16.000 niños desde que se puso en marcha en 2015, y tiene por objetivo concienciar a alumnos de primaria sobre el uso responsable del agua. Pero no se detiene ahí. La formación y la concienciación sobre el cambio climático continúa a lo largo de toda la formación posterior a la primaria, desde la educación secundaria, hasta una vez superada. Después, con la elección de un grado universitario, la apuesta por las vocaciones femeninas en las diversas carreras científicas es un matiz de suma significación que garantiza un progresivo desarrollo tecnológico exitoso.
Existen múltiples factores, tal y como he explicado, de los que depende el futuro del mundo y de sus habitantes, como los de la Red de Cátedras del Agua. En este caso, con personas como las que forman parte de ella y con ideas tan certeras y pertinentes. Los encuentros que se produzcan de ahora en adelante, y el que se produjo hace unos días en Madrid, disiparán la niebla de la incertidumbre del cambio climático y la sustituirán por un horizonte de difícil trabajo. Sin embargo, repleto de prosperidad, sostenibilidad, resiliencia y, sobre todo, bienestar social.
Es reconfortante comprobar que organizaciones inteligentes y comprometidas con el futuro han entendido la necesidad de incorporar en su cuenta de resultados sus beneficios sociales y medioambientales.
El agua es un bien público, base de la economía y vida de la sociedad. Por ello, en julio de 2010, la Asamblea General de las Naciones Unidas reconoció el acceso básico al agua y al saneamiento como un derecho fundamental. Siendo primordial «garantizar la disponibilidad y la gestión sostenible del agua y el saneamiento para todas las personas», incluidos en el ODS 6. Este objetivo es esencial para el crecimiento de la sociedad y la lucha contra la pobreza y las enfermedades en cualquier parte del mundo. Para la consecución de estos objetivos, desde la Red de Cátedras del Agua de Agbar, integrada por las universidades de Huelva, Granada, Málaga, Palmas de Gran Canaria, Politécnica de Cartagena, Murcia, Alicante y la UCAM trabajamos en torno a una idea común: el agua determinará el futuro de los seres humanos.
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