Tregua olímpica

Atendiendo a este llamamiento proclamado cada cuatro años por diferentes personalidades, me encontraba dispuesto a dejar mis críticas a los farfulleros de la política para después de los Juegos, pero me ponen tan fácil el balón que no puedo renunciar al remate. El comunista Maduro, muy en su papel de hacer trampas hasta en el solitario con tal de seguir con su autócrata poder, dice que ha ganado las elecciones, no exhibe una sola acta del escrutinio pero ordena al Comité Electoral Nacional, nombrado por él, que proclame sin ningún regomello su victoria, eso sí un poco apretada para facilitar el disimulo. Zapatero, cual mono amaestrado dando cabriolas alrededor del sátrapa, con Monedero siguiendo el baile, tomando ambos nota de las mañas tramposas por si hubiera que exportarlas, atestiguan la victoria de su líder, y Sánchez, mudo de repente, no dice palabra ni de las elecciones fraudulentas ni de la expulsión de políticos españoles, no vaya a ser que al generoso mecenas se le hinchen las narices y largue por esa boquita totalitaria.

La imagen de Sánchez rindiendo indecente pleitesía al independentista Aragonés, genuflexo ante los símbolos del separatismo catalán y animando al pedigüeño chantajista a pedir más y más sin que le importe una higa destrozar todas las señas de identidad que hasta ahora habían caracterizado al PSOE, da verdadero asco. Culmina su abrazo con un pacto anticonstitucional que rompe la unidad de España, quiebra las autonomías, atenta contra la solidaridad, a cambio de que 'Mascarillas' Illa sea presidente de Cataluña y él pueda seguir un poco tiempo más en Moncloa. ¿Qué dirán los barones socialistas? ¿romperán el carné del partido?, ¿y la ministrilla de Hacienda, la que decía que de cupo catalán nada de nada, presentará su dimisión? Caña y marinera a que se impondrá la 'omertà' siciliana porque, como decía aquel, el de mi 'hemmano', 'el que se mueve no sale en la foto' y fuera del poder hace mucho frío.

La no declaración del mudito don Sánchez al juez Peinado no ha sorprendido a nadie. Amparado en su derecho a no declarar para no perjudicar a su amadísima esposa, se ha dado un punto en boca. La ley lo asiste pero de la colaboración con la justicia, ¿qué se hubo? Y si el silencio obedece a que de haber declarado lo que sabe habría perjudicado a la doña, hizo bien en callar, aunque ya se sabe que el que calla otorga. Malicio que al taimado le importa una higa lo que le ocurra a su Begoña, la que obtuvo por méritos propios una cátedra porque el rector magnífico de la Complutense no sabía que no era licenciada, que si lo llega a saber... Bastante se la han liado su musical hermano y ella, lo que le importa es lo que le pueda ocurrir a él, el 'caminito de Jerez' no está alfombrado de rosas. Más chulo que nunca decide querellarse contra el juez Peinado acusándolo del gravísimo delito de prevaricación y utiliza a una prestigiosa institución del Estado, la Abogacía, para esa escandalosa querella. Sánchez, como Franco, cree que existen conservadoras conspiraciones para bajarlo del sillón.

Pido disculpas por haber roto la tregua olímpica y prometo ser obediente en la próxima Olimpiada. ¡Felices vacaciones!