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Durante más de dos siglos, sacamuelas, adivinadores, curanderos y charlatanes de toda condición hicieron de la persuasión su herramienta de trabajo. De plaza pública en ... plaza pública, sacando dientes, vendiendo tónicos para curar males de todo tipo y con su palabrería tan mendaz como vacía intentaron seducir al público que, embaucado, daba crédito a cuanto oía mientras el churrullero llenaba su faltriquera y todos tan contentos.
Hace muchos años hice amistad con Ramonet, vecino de la Vega Baja y famoso charlatán al que vendí una furgoneta, 'fragoneta', como él la llamaba, a la que se encaramaba para vender «las mejores mantas del mundo mundial» de calidad dudosa pero la gracia con la que las pregonaba y los regalos que añadía a la oferta, como peines, polveras o navajas, hacían que se las quitaran de las manos. Otro famoso sacamuelas fue un paisano nuestro vecino del barrio de San Juan, el gitano Joroco, que, travestido en musulmán, pregonaba con una impostada jerga arábica el más milagroso tónico capaz de acabar con cualquier mal.
Los hábitos de compra han cambiado tanto que a los sacamuelas charlatanes los debemos dar por desaparecidos. Pero la materia, como dicen los entendidos, no se crea ni se destruye, pero sí puede transformarse y hete aquí que por arte de birlibirloque un día sí y otro también al conectar nuestro televisor o nuestro transistor podemos disfrutar, si nos apetece, de sacamuelas charlatanes vestidos de políticos que intentan vendernos su deteriorada mercancía aunque con mucha menos gracia que aquellos de antaño.
Sánchez, aterrorizado por el resultado del 28-M, prólogo de la tragedia que puede dar con sus huesos en almoneda, se ha travestido en charlatán haciendo de plató en plató, de radio en radio, de redacción periodística en redacción, buenos los tres significados que nuestro diccionario de la lengua da al término sacamuelas: «Persona que habla mucho e insustancialmente. Embaucador, embaidor. Vendedor ambulante que, a fuerza de palabrería intenta convencer a la gente para que compre mercancía de poco valor». Doctores tiene la ciencia y Sacamuelas Sánchez goza de una nube de doctos asesores que habrán calculado y medido bien la efectividad de esta bufonada y, a rebufo de las historias de éxito de los sacamuelas charlatanes, no han dudado en diseñar esta singular y ridícula campaña. ¿Se dejarán los españoles del siglo actual embaucar por este peligroso sacamuelas? Permítanme que lo dude, no obstante estaré muy atento a las encuestas, incluso a las de Tezanos.
Cuando usted, apreciado lector, tenga nuestro periódico en las manos faltarán solo trece días para que las urnas revelen si queremos un cambio o preferimos seguir como hasta ahora, porque algo debe quedar muy claro: o gobierna Sacamuelas Sánchez abrazado a los comunistas de Sumar, a los filoetarras de Bildu, a los independentistas de Esquerra y demás partidos de extrema izquierda anticonstitucionales y antisistema, o gobierna Feijóo, el indefinido gallego, el que nadie sabe si sube o baja, con el apoyo de Vox.
Las mayorías absolutas en elecciones generales, como los sacamuelas de antaño, ya no volverán, los 'sanchistas' lo saben y para nada hacen ascos a Sumar y demás posibles socios, es más, los cuidan y adelantan el deseo de la renovación de los pactos sin el más mínimo regomello; en cambio el gallego, en mi opinión mal asesorado, exhibe en cada aparición un mohín de rechazo a los únicos que pueden ayudarle a llegar a La Moncloa, ¿alguien lo entiende?
Mientras, nuestro López Miras, devoto hace nada de Casado y Teodoro y ahora adorador de Feijóo, no sabe dar un paso en lo tocante a pactos con Vox sin el visto bueno de su jefe. Por lo que parece, hasta después del 23-J, y en función del resultado electoral, no habrá fumata, pero cuidado que las demoras las carga el diablo; además, intentar cargar toda la culpa a los de Abascal porque quieren sillones es argumento cínico y de muy poca enjundia ya que por mucho querer desearían un tercio del total de los asientos y resulta que los peperos los quieren todos. Termino con una suposición maliciosa: ¿y si Antelo dijera que renuncian a cualquier sillón, que están dispuestos a dar sus votos gratis para que gobierne el PP en solitario pero con otro candidato ya que no se fían para nada de López Miras? Entonces la responsabilidad de llevarnos a los murcianos a nuevas elecciones en ese caso sería única y exclusiva de Feijóo.
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