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El ilustrado Charles Louis de Secondat, señor de la Brède y barón de Montesquieu, famoso filósofo y jurista francés, fue gran defensor de la división ... de poderes como garantía de la pervivencia de un sistema democrático, según la cual, gobernantes, jueces y legisladores deben actuar desde la más absoluta independencia para que el poder de cada uno sea controlado y vigilado por el del otro y así evitar abusos. En sus 'Cartas Persas' y otras obras escritas figuran frases que no han perdido actualidad y de las que iré dando cuenta en este escrito.
¿Consagra nuestra Constitución la división de poderes? No, nuestra ley electoral no distingue la elección de diputados y senadores de la de presidente del gobierno, los poderes legislativo y ejecutivo se solapan ya que es el legislativo quien elige a este último; de otra parte, el órgano institucional que manda en la judicatura, el Consejo General del Poder Judicial, es designado en su mayor parte por los miembros del legislativo. Nuestros diputados constituyentes no dieron carta blanca a la división de poderes y, por eso, nuestra democracia no es completa. Salíamos de un largo periodo dictatorial y los constituyentes, pensando que el pueblo no estaba maduro para decidir libremente sobre los representantes que en su nombre detentarían la soberanía, dieron a los partidos políticos una sobreprima en forma de listas cerradas y bloqueadas: al Congreso, la elección del presidente del Gobierno, y a las Cortes, el nombramiento de la mayoría de los componentes del poder judicial. Han pasado ya muchos años y nuestra democracia sigue aún andando con ayuda del tacataca. Mientras no cambiemos la ley electoral y los electos dependan de los votos de sus electores, no del dedo de los mandamases de sus partidos, y el presidente del Gobierno sea elegido en votación independiente, el órgano de gobierno de los jueces únicamente por los propios jueces y el fiscal general por los fiscales, nuestro sistema democrático estará algo renco y seguiremos teniendo problemas. «Montesquieu ha muerto», proclamó el socialista Guerra, el de 'To pa el pueblo pero sin el pueblo'.
En este azaroso momento que estamos viviendo, el escandaloso y totalitario intento de don Sánchez de acaparar los tres poderes es tan descarado como liberticida. «El gobierno debería establecerse de modo que ningún hombre pueda temer a otro», escribió Montesquieu. Ha habido mucho temor al mandamás Sánchez, pero tras las elecciones gallegas se ha visto que el rey está desnudo. Ábalos ha tomado muy buena nota, el ejemplo del antiguo compinche abrirá camino y ese es el principio del fin del amedrentador y sus secuaces. «Cuanto menos piensa el hombre más habla», sentenció Montesquieu. Nuestro Ramonet, aquel inolvidable vendedor de mantas, era mucho mejor pregonero de su mercancía que este Sánchez parlanchín, vacuo, inútil perorador, que cuanto más habla más yerra y que por mucho que perore ya ha dejado de asustar.
«La ley tiene que ser como la muerte que no exceptúa a nadie», otra de las frases del filósofo francés. Todos y cada uno de los corruptos que, abrazados a la rosa y aprovechando una tremenda pandemia mientras nos encerraban, se han forrado con los dineros de todos van a tener que rendir cuentas a la justicia El mal llamado caso Koldo, que lo es de Ábalos, Santos Cerdán, Armengol, Marlaska, Illa, el canario Torres, varios más que irán saliendo, y, como no, del taimado don Sánchez, traerá funestas consecuencias para todos ellos. Entre chulos y trincones anda el juego y hasta la Traviata va a quedar en mantillas cuando empecemos a oír las arias del exministro y del portero de puticlub. 'Sanchismo delenda est'.
«Una cosa no es justa por el hecho de ser ley, tiene que ser ley porque es justa», otra de Montesquieu. Ese aborrecible, por anticonstitucional y torticero, proyecto de ley de amnistía me parece que tiene ya poco recorrido y los días que le quedan a su 'sanchidad' en La Moncloa se acortan por momentos.
Resucitemos a Montesquieu, apliquemos, sin 'regomello', su división de poderes: diputados independientes, controlando al Ejecutivo con un presidente elegido en votación separada, los jueces votando a su órgano de gobierno y cada cual, legislativo, ejecutivo y judicial, en vigilancia permanente para que nadie pueda abusar de su poder. Sólo así conseguiremos una democracia plena que, sin lugar a dudas, es el menos malo de los diferentes sistemas de gobierno.
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