Omertà o la ley del silencio

Tras salvar un intento de suicidio, Buscetta canta y le cuenta al juez todos los tejemanejes, procedimientos y maneras de actuar de la Cosa Nostra, revelando ilustres apellidos de la temible mafia siciliana. En grandes novelas se ha significado la omertà, también en películas como 'La ley del silencio' en la que Marlon Brando, en el papel de Terry Maloy, un estibador del puerto de New York, harto del dominio de la mafia que dirige con mano de hierro los muelles, vence el miedo, rompe el juramento de silencio y acaba con el poder mafioso.

Dios me libre de establecer comparación alguna, tengamos la fiesta en paz, pero en este lodazal inmundo lleno de mascarillas carísimas y fraudulentas, comisiones, mordidas, regalo de cátedras, fraternales colocaciones musicales, rescates multimillonarios a amiguetes, trasiego de pesadas y áureas maletas, asalto a las instituciones, suelta de asesinos, compra de votos con el dinero de todos para seguir en el poder, amenazas y querellas a jueces y demás presuntas golfadas, el aire se ha vuelto irrespirable y el hedor insoportable. La mujer del presidente del Gobierno está siendo investigada por muy graves delitos; el que fue mano derecha del «1» –apartado del Gobierno ellos sabrán por qué, pero impuesto en la lista al Congreso por Valencia quizás para contar con los privilegios del aforamiento– está a un paso de ser encausado; el fiscal general del Estado a punto de ser investigado; ya ha habido detenciones y un presunto componente de la banda de las mordidas ya está entre rejas. Y esto que huele a podrido no ha hecho más que empezar. Dicen los que saben que aún queda mucha mierda por salir para desgracia de algunos cuya única línea de defensa es un ataque furibundo a jueces, medios de comunicación y políticos que pongan en duda la honestidad de Sánchez, su familia o amigos o se permitan opinar sensu contrario. De los nervios, don Sánchez y sus sanchitos se preguntan quién hará de Buscetta rompiendo la omertà. Descartada la 'catedrática' por razones obvias, ¿o no?, nos quedan el polifacético Aldama y el extodopoderoso Ábalos. ¿Les ofrecerán alicientes legales en formas de rebaja de condena u otras para que, en colaboración con la justicia, puedan contar la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad? Me dicen que en Moncloa se ha acabado el papel higiénico y los cientos de asesores están pensando en abandonar palacio por no poder disponer ante tanto apretón de ese imprescindible material.

Mal pájaro se le ha parado en la bardiza a este Gundisalvo Sánchez. Barrunto un tiempo muy conflictivo para él y tal vez un triste final abandonado por todos, 'todas y todes' los que ahora no cesan de incensarlo cual becerro de oro. Como buen cristiano no debo desearle mal a nadie y, aunque me dé cien patadas, voy a permitirme darle un consejo a sabiendas que no le llegará y si le llegara seguro que utilizará mi papel para suplir la falta del otro: Señor Sánchez, no sé si ha pensado en algún momento en dimitir, que es lo que haría cualquier demócrata en su situación, si no se atreve, antes que se le lie una más gorda y se destape la caja de los truenos, cese de seguir amenazando con el caos: 'o yo o el diluvio'; intente buscar acomodo y pacte para que no lo procesen y lo dejen marchar a República Dominicana, por ejemplo, a disfrutar de merecido descanso e inmerecidas prebendas y, por favor, asegúrese de que no lo puedan extraditar. Otro sí digo: si estuviera equivocado y lo que escribo fuera incierto, que me embarguen los pavos.