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Buscando en la mitología griega encontramos la triste historia del bello Narciso, hijo del dios fluvial Cefiso y de la ninfa Liriope. Al nacer, su ... madre temió al verlo tan bello que algo malo pudiera sucederle y consultó a la vidente Tresias, quien vaticinó: «Tendrá una larga vida si no se conociera a sí mismo».
El joven seductor no daba abasto a rechazar tanto y tanta pretendiente, entre ellas la ninfa Eco que, castigada por la diosa Hera, no podía sino repetir la última palabra que le dirigieran. Rechazada por Narciso debido a aquel defecto, se refugió en una cueva y se consumió hasta que no quedó de ella otra cosa que su voz. La última pretendienta, al ser rechazada, recurrió a la diosa Némesis y esta llevó al guaperas hasta un hermoso lago; reflejada su bella imagen en las cristalinas aguas, Narciso contempló su belleza, se conoció a sí mismo, y queriendo abrazar la hermosa imagen cayó a las heladas aguas y murió. En el sitio donde se ahogó nació una flor de gran belleza.
Que el presidente Sánchez es bien parecido, de buena estatura, aunque nada elegante y demasiado envarado, es de obligado reconocimiento. En algún momento habrá pensado que, cual el bello Narciso, ha conquistado a los Junqueras, a los Ortuzar, incluso a los Puigdemont, y que rendidos a sus encantos le van a mantener en el poder 'per in saecula saeculorum'. Debe saber, aunque lo niegue, que no son sus encantos sino el oro que mana de sus pródigas manos lo que, por ahora, va a tener postrados a sus pies a esos chiquilicuatres tragaldabas. La mayoría del noble pueblo español le ha dado la espalda por mentiroso, sectario, frentista y caudillista, y eso lo experimenta cada vez que, a su pesar, tiene que pisar la calle, y aunque pareciera que no le afecta, estoy convencido de que sufre en silencio esa falta de cariño, el Príncipe de la Concordia ha mutado en el Señor de la Discordia.
Recién en Suiza, en uno de sus veintiséis cantones, el partido que el bello lidera ha dado en reunirse con un condenado prófugo de la Justicia. A Narciso Sánchez le ha importado una higa arrastrar el nombre de España humillándose a los pies del ultraderechista Puigdemont y para compensar el desgaste que su liderazgo y su partido están sufriendo por esa acción suicida no se le ocurre otra cosa que doblar la humillación ampliando el contubernio con el ultraizquierdista Junqueras. Que no nos cuenten milongas ni él ni sus marionetas, todo este despropósito no es para intentar convencer a Puigdemont y Junqueras de que desistan de su empeño porque el partido socialista no va a consentir dividir a España, privilegiar a nadie, perdonar a los culpables y acusar a los jueces, en resumen dinamitar la Constitución, garantía de nuestra convivencia en paz. No, la reunión con esos delincuentes es para aceptar todas sus peticiones a cambio de sus votos para que Narciso Sánchez pueda seguir unos años más durmiendo en La Moncloa, y por si acaso los independentistas condenados, en uso de su perfecto derecho, dudan de la palabra del Narciso, el más conocido mendaz que madre ha parido, olvidando sus encantos, han exigido que a esos contubernios asista un verificador –o dos– que deberá estar muy atento a que el Gobierno de España cumpla la palabra dada de destruir la nación a cambio de unos cuantos vuelos en Falcon. El acuerdo está verificado, quién lo verificará, el verificador que lo verificase buen verificador será. A ese dislate asiste don Santos feliz porque, aun sin preparación alguna acreditada para estos importantes menesteres, con el único bagaje de su lealtad a Narciso tiene en sus manos nuestro futuro.
Podré ser considerado por algunos alarmista, por otros pesimista redomado, pero digo y sostengo que esto pinta muy mal, que estamos a un paso del abismo, y que si no somos capaces de parar esta locura, cuando queramos darnos cuenta ya no habrá vuelta atrás.
A la orilla del lago Lemán, Narciso Sánchez, cansado de arrastrar a España por el barro, se asoma a sus cristalinas aguas y allí ve reflejada su hermosa imagen...
Los designios de las videntes casi nunca erraban. ¿Se cumplirá el vaticinio de Tresias y Narciso Sánchez, enamorado de su imagen, terminará en el lago Lemán, no con su apreciada vida que los dioses conserven largos años, pero sí con su desvarío político? Eso espero.
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