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Veritas vincit

La mona vestida de seda

Ataviado como gran estratega, demócrata de los pies a la cabeza, campeón del progreso, enamorado hasta la médula, se autonombra campeón de la regeneración

Lunes, 13 de mayo 2024, 01:23

Al canario Tomás de Iriarte, famoso fabulista de la Ilustración, elegante, culto, cosmopolita, buen conversador y autor de 67 fábulas en competición con Samaniego, se ... le atribuye lo de la mona y el vestido de seda. Suya no es la frase sino que tomó del refranero español uno de los más populares, 'Aunque la mona se vista de seda mona se queda', para encabezar su fábula 'La Mona', que cuenta cómo la simia, vestida con tan elegante ropaje, huye a Tetuán, su país de origen, donde se encuentra con toda la parroquia de primates que, al verla así ataviada, creen que debe ser importante y la nombran jefa. El final es tan triste como real: tras muchas correrías, la mona pierde, además de sus vestidos de seda, el camino, también el tino, y por poco no queda ni mona. Termina la fábula: «Y vieron con experiencia que la ropa no da ciencia. Pero sin ir a Tetuán, también acá se hallarán monos que, aunque se vistan de estudiantes, se han de quedar lo mismo que eran antes».

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