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Año del Señor de 1967. Las Cortes franquistas aprueban la Ley de Representación Familiar; el legislador, en su exposición de motivos, asegura que esta representación ... familiar completa el sistema de nuestra democracia orgánica al procurar una mayor participación de los distintos sectores sociales en las tareas públicas.
Es en 1971, con motivo de unas elecciones a procuradores en Cortes, cuando el genial Mingote da a luz en su columna de 'ABC' a Gundisalvo, candidato por el tercio familiar. El mensaje-reclamo de este señor bajito, calvo y regordete, «Vote a Gundisalvo, ¿a usted qué más le da, hombre?», jamás superado por ninguno de los políticos pasados ni presentes, supuso la crítica más sutil que en pleno régimen franquista podía hacerse.
En 1977, ya en plena transición, Pedro Lazaga, con guion de Dibildos y el propio Mingote, dirigió una película cuyo protagonista era Gundisalvo, candidato que cambia su eslogan por otro más facilón: 'España estará a salvo si vota a Gundisalvo'. Antonio Ferrandis interpretó a ese constructor que se presenta a senador por un partido recién creado de amplio espectro, lo que significa que no tienes que decir lo mismo en todos los sitios, que se puede condenar el adulterio pero al mismo tiempo asegurar que los cuernos no importan porque son seña de solidaridad y participación, ¿le suena a usted esto del amplio espectro? Gundisalvo, nombre de origen visigodo antecesor del González tan nuestro, ganó la elección y en su primer encuentro con los medios declaró: «Estoy dispuesto a salvar a todos los españoles, incluso a los que no quieran o no se dejen».
Por mor de una moción de censura, tan legítima como letal para los intereses de la mayoría, tenemos pegado al poder como una lapa a nuestro Gundisalvo Sánchez, aquel que prometía traer al prófugo y ponerlo a disposición de la justicia, y ahora peregrina ante él en procura de sus favores; el que decía que no dormía al pensar que podría tener que sentar a los comunistas en el Gobierno, y ahora le faltan sillones para darles asiento; el que repudiaba a Bildu por considerarlo heredero de los asesinos, y ahora le entrega a los bilduetarras la seguridad ciudadana, pacta con ellos a pachas el poder en la viril Navarra, y saca de la cárcel a los asesinos; el que condenó el golpe de Estado de los independentistas catalanes y votó a favor de la intervención del Gobierno en la autonomía, y ahora les concede indultos, amnistías y billetes en abundancia; al que se le llenaba la boca exigiendo transparencia y ahora utiliza todos los poderes del Estado para ocultar los trapicheos de su familia y sus amiguetes; el que prometía respetar las instituciones y ahora con todo el descaro del mundo maniobra para ponerlas al servicio de su persona, su lucro y su futuro; el que anunciaba que los cargos públicos deben ser ocupados en función a los méritos, y tiene colocados en puestos públicos de la máxima relevancia a aduladores de su egregia persona con independencia de currículos, atendiendo únicamente al grado de sumisión y lealtad al 'Jefe'; el que día tras día justifica sus mentiras como cambio de opinión, y se jacta de esta postura que considera de lo más progre.
Ese es Gundisalvo Sánchez, el que quiere salvarnos, aunque no queramos, de tanto facha, de tanto fango; él que, con sus primos comunistas y sus amigos filoetarras e independentistas, se constituyen en enemigos de la libertad, el progreso y la solidaridad. Vaya mandanga.
Cuando Gundisalvo nos pedía el voto asegurando que daba igual, tenía razón, en aquella democracia orgánica ni los procuradores familiares, ni los sindicales ni los municipales pintaban nada porque el poder, todo el poder, estaba entonces en una sola mano. Pero ahora no, en la Transición los españoles mayoritariamente apostamos por un sistema basado en una democracia real donde la soberanía reside en el pueblo y este lo ejerce a través de sus representantes libremente elegidos. Por eso no debemos tragar con tanta patraña, con tanta mentira, ahora el voto sí que importa porque si queremos seguir siendo un pueblo que viva en libertad, en el que los poderes estén separados y el Gobierno actúe para el bienestar de todos los españoles, no para el de unos pocos, hay que votar en conciencia evitando seguir los continuos señuelos, las tremendas mentiras de los que quieren controlarnos y no perder el poder que utilizan para su beneficio personal.
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