El becerro de oro

El taimado don Sánchez, en una huida hacia adelante sin precedentes, ha decidido llevar a la pira política al 'sanchismo', a los 'sanchistas', y, si no se apartan de la hoguera, incluso al socialismo histórico, ese que con su sentido de Estado y moderación fue uno de los protagonistas de la Transición y elemento fundamental en la construcción de la democracia que este dictadorzuelo quiere derribar.

Herido de muerte por el resultado de unas elecciones municipales y autonómicas, convertidas por él en plebiscito debido a su borrachera de autoestima, al becerro de oro, el único, el más guapo, el más capaz, el que mejor habla inglés, oliendo peligrosamente a chamusquina y con el ego por el suelo, no se le ocurre otra cosa que disolver el Parlamento y convocar elecciones. Y lo hace con un par, sin ni siquiera escuchar la opinión de sus ministros, ministras y 'ministres', de su ejecutiva federal y de los socialistas históricos que digo yo algo tendrían que decir, o tal vez no, dado el modo caudillista de ejercer el poder de este personaje.

Lo de la fecha de las elecciones no es asunto baladí. Creen don Sánchez y su centenar de asesores que al causar tanto incordio a más de la mitad de la población que sueña con su merecido descanso veraniego y a la otra mitad que tiene que molestarse en ir a las urnas un día récord en calores, la afluencia a las urnas decaerá beneficiando a las izquierdas, y se equivocan porque esta maniobra no le va a proporcionar a este aprendiz de Maquiavelo la ventaja que espera ya que lo único que ya ha conseguido es ratificar su calaña: que es malo, malo, muy malo y siempre fue así.

La mayoría de los españoles, hartos de este peligroso sujeto y hasta el gorro de sus socios podemitas, independentistas y filoetarras a los que no ha parado de mimar y complacer, han decidido utilizar el poder soberano que les da la Constitución y ponerlo de patitas en la calle. Decía un viejo amigo, buen jugador de cartas, cada vez que la tarde se le daba mal con el naipe: «Cuando la mar está en leches hasta los 'pescaos' se ahogan». Tome nota don Sánchez: la mar está revuelta y aunque usted crea que su capacidad natatoria es imbatible, su inmediato futuro no está en la OTAN sino en el fondo del mar matarile, rile, rile.

Todos esos diputados y senadores socialistas que otro día le aplaudían rabiosamente, y le adoraban cual moderno becerro de oro, no era por su persona ni por su arenga inadecuada, populista y reaccionaria al más puro estilo fascista que usted les endilgó. Si se hincaron de hinojos fue para intentar conseguir un buen puesto en las listas y así poder seguir viviendo a costa de nuestros impuestos, porque muchos de ellos no saben lo que es dar un palo al agua fuera de la política

Los llamados socialistas históricos se acaban de reunir y, escandalizados, intentan desmarcarse del orate que está empeñado en llevarlos al suicidio colectivo. No valen críticas ni lamentaciones, aún tienen tiempo de salvar unos pocos muebles, basta con que empiecen una campaña en la que el PSOE presente otro candidato o candidata que pueda devolver a sus votantes no la ilusión de ganar pero sí la de mantener el tipo y la esperanza en la siguiente ronda.

Otrosí digo: la unión hace la fuerza y no es despreciando a los unos y poniendo líneas rojas a los otros cómo pueden derribar al becerro de oro. El ansia de Feijóo de apropiarse de los votos de Ciudadanos no justifica el asco que parece sentir por los de Abascal. Sin el apoyo de Vox, el PP no puede gobernar más que en aquellos sitios en los que ha tenido mayoría absoluta, y ese no va a ser el caso después del 23-J, así que para llegar a La Moncloa no le queda otra que contar con ellos. Vamos a dejarnos de estrategias cortoplacistas que a nada conducen.