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No hay mejor manera de iniciar las vacaciones de verano que recolectando patatas. El caso es que me apunté a un programa de voluntarios de la Asociación GINSO en Purchena. Entre caballón y caballón (el último del mediodía y el primero al amanecer) nos platicaron de innovación social: toda aquella solución novedosa a un problema social que sea más eficaz, eficiente y sostenible, o simplemente más justa, que las soluciones actuales, y cuya aportación de valor se dirija a los intereses de la sociedad en su conjunto y no los intereses particulares.
Alicia, el alma máter del campus de voluntariado, nos dijo que no es posible un crecimiento sostenible, inteligente e integrador sin cohesión social, sin inclusión y pertenencia del conjunto de la ciudadanía al territorio, papel fundamental que juegan las organizaciones del tercer sector: asociaciones, fundaciones, entidades religiosas, empresas de inserción, cooperativas de iniciativa social…
Hablamos de entidades sociales que desarrollan acciones y servicios de interés general, que fabrican ciudanía, construyen cohesión e inclusión social, que luchan contra la pobreza y la discriminación, evitando que los colectivos más sensibles de la sociedad queden al margen de unos niveles mínimos de bienestar social, llegando donde la administración pública, ni el mercado pueden llegar. Hablamos de organizaciones que cuidan de más de 7.000.000 de personas en España.
Para Alicia, la generación de conocimiento compartido es la única estrategia que nos permitirá avanzar en el abordaje y la transformación de los retos a los que nos enfrentamos, como la pobreza, el desempleo, la exclusión social, la hostilidad frente a los diferentes, el racismo, el machismo, la ausencia de convivencia, o el incremento de la violencia. Ningún actor social podrá influir sobre los orígenes multifactoriales de estos retos sociales, incidiendo no solo en sus consecuencias, sino en las causas que las originan.
También nos dijo que la innovación social no puede ser solo un deseo, para impulsarla se necesita motivación, conocimiento, capacidad y alianzas: la innovación social precisa de una clara estrategia que comienza por preguntarse: ¿cuál es nuestro papel como impulsores del cambio y la transformación social? Saber por qué y para qué queremos innovar, en qué innovar y cómo innovar.
Nos puso como ejemplo el Aayuntamiento de Purchena, un municipio almeriense de 1.631 habitantes, que es ejemplo de la acogida de jóvenes en conflicto con la Ley, así como de niños y niñas migrantes, que han revitalizado la vida del pueblo.
El ayuntamiento y las 'oenegés' cosieron alianzas que han beneficiado a todos. Las instalaciones deportivas o la biblioteca se han consolidado gracias a los nuevos vecinos y al aumento de población. El instituto ha notado los cambios duplicando el número de alumnos procedentes de diez países distintos. La economía local se ha reactivado con mano de obra cualificada. A los centros de menores les ha permitido cumplir sus fines.
A Alicia le chispeaban los ojos cuando hablaba de su entidad, la Asociación GINSO, y nos desgranaba los proyectos que desarrolla a través de un trabajo permanente de innovación basado en la participación, la dimensión comunitaria, el trabajo en redes territoriales de actores sociales, la gobernanza y la creatividad, y cómo esta labor les ha permitido desarrollar nuevas iniciativas de tratamiento y ayuda a los jóvenes que maltratan a sus padres o el desarrollo de programas de fomento de la convivencia en centros escolares.
Nos dijo Alicia que las entidades del tercer sector tienen que seguir apostando por unas relaciones cada vez más profundas con los agentes del cambio social como las universidades, los centros de investigación social, así como aquellos grupos sociales, económicos, empresariales y religiosos preocupados verdaderamente por una sociedad más justa, igualitaria y cohesionada. Porque seguro que hay intereses comunes que aún no han explorado. Procesos de innovación social que también tienen que estar ligados a la innovación tecnológica, tomando por ejemplo toda la investigación, innovación y desarrollo científico y técnico que ha permitido la integración de las personas con discapacidad.
El lema del campus de voluntarios era 'Tu acción aporta, importa'. Desde aquí quiero expresar mi reconocimiento a los 2,5 millones de españoles que son voluntarios, la mayoría son mujeres universitarias. Necesitamos que nuestros jóvenes aprendan a interpretar la realidad para transformarla. Innovando. Y a la vista de cómo está el panorama institucional, político, económico y social, promoviendo vías de agitación social y política. Porque el futuro nunca fue una mera extensión del presente.
Por cierto, las patatas se las donamos al Banco de Alimentos de la Cruz Roja de la comarca del Almanzora.
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