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G. S. FORTE
MURCIA.
Martes, 8 de diciembre 2020, 21:20
Trabajando en el centro penitenciario de Sangonera, donde llegó gracias a su profesor de la Universidad de Murcia, y mentor en sus estudios de psicología, ... Enrique Garcés de los Fayos, Manuel Elena (Pedro Abad, Córdoba, 1985) concluyó que «el deporte es una gran herramienta para el cambio».
A esa circunstancia suma la influencia de su niñez y la experiencia como socorrista para explicar cómo nació el portal de viajes sostenibles Xmigrations que fundó en Murcia.
–Usted es psicólogo ¿qué patología mental nos lleva a actuar como si los recursos del planeta no fuesen limitados?
–Si tuviera que diagnosticar al ser humano actual propondría un trastorno de la personalidad narcisista, que consiste en un sentido desmesurado de su propia importancia, una necesidad profunda de atención excesiva y admiración, y una carencia de empatía por los demás. Es curioso, porque el perfil narcisista tiene una autoestima frágil y vulnerable. Igual que el urbanita, va como 'sheriff' por la vida maltratando a la naturaleza, pero una simple torcedura de tobillo, en el monte equivocado y con el parte meteorológico erróneo, te puede meter en una tormenta que provoque una muerte por hipotermia. Tan simple que a veces dan ganas de reír o de llorar.
–¿Cómo nos influye la salud del planeta en nuestro bienestar psicológico?
–Muchísimo. Somos un todo, y la evolución de nuestra especie no puede de un día para otro vivir de espaldas a la naturaleza. La hiperconectividad tecnológica actual genera muchas problemáticas, como la ausencia de habilidades sociales tan importantes hoy en día. Actualmente hay una infantilización de la sociedad alarmante, no conocerás a nadie del mundo del buceo que no sepa mantener una conversación, ni a un montañero que no sepa escuchar antes de hablar, igualmente un paracaidista o un surfero, o un escalador. La escasez de conductas como la empatía, la solidaridad, el esfuerzo, etc., son consecuencia de una mala salud del planeta, porque casualmente, y para bien, sí abundan en esos sectores de naturaleza.
–¿Más naturaleza y menos prozac?
–Totalmente, además ya se está usando por varios profesionales de atención primaria. Esto no es una apología a descartar los medicamentos, para nada, pero sí se trata de poner en valor que la naturaleza hoy en día es más necesaria que nunca. Ya no es solo que esté en peligro y demanda urgentemente nuestro cuidado, sino que también la necesitamos para curarnos del egoísmo, de la desconsideración por los demás, del atontamiento que padecemos dándole más importancia a una pose en una fotografía que al estremecimiento del corazón cuando se disfruta de las vistas del mediterráneo desde la costa sur de Cartagena.
–¿Qué le llevó a crear un portal de actividades ecoturísticas?
–Los años que trabajé de socorrista en Menorca vi a cantidad de visitantes que preguntaban qué podían hacer en la isla más allá de achicharrarse en una hamaca. Luego un día surfeando en la playa de Punta Prima estuvimos literalmente nadando entre plásticos, además con serigrafía de otros países. Eso me hizo comprender que la problemática es de escala mundial.
–¿Hay mercado para hacer negocio con el ecoturismo?
–Por supuesto. Se define como el viaje responsable a áreas naturales conservando el medio ambiente local, apoyando el comercio justo y protegiendo la cultura local. Groupon no es ecoturismo por mucho que comercialice naturaleza, porque en el acuerdo estará pidiéndole a la empresa local un precio inferior. Ni lo es un hotel por muy de bajo impacto que sea si se sirven hamburguesas cuando la cultura local es de disfrutar de un buen caldero o de una dorada a la sal. Nuestra compañía lo cumple porque a la empresa local no se le exige un precio inferior para comercializar sus servicios, de cada reserva se destina un 5% de nuestros ingresos a la acción ecológica que desee el cliente y ofrecemos experiencias de población local.
–¿Cómo estamos en la Región en oferta de turismo sostenible?
–Bien, tiene muchos lugares libres de explotación turística como Calblanque, Cabo Cope, La Azohía, Sierra Espuña... y se han dado pasos muy acertados con el mantenimiento y cuidado de la reserva marítima de Islas hormigas Cabo de Palos y la reserva marina de Cabo Tiñoso-La Azohía. Eso ha provocado que sean internacionalmente conocidos en submarinismo, una de las actividades que mejor se complementan con el ecoturismo, ya que generan empleo de calidad, protegen la fauna marina y preservan la cultura local. La floración de Cieza se podría considerar como un caso de éxito en ecoturismo regional también, aunque debemos ser exigentes y seguir dando pasos en ese sentido. Espero no molestar a nadie: hay que cerrar definitivamente con la marca Costa Cálida, de los 80, y apostar fuertemente por poner a Murcia a la altura de los mejores destinos internacionales en experiencias de naturaleza.
–¿Este tipo de actividades de ocio supone una forma de ser más responsables con el medio ambiente o más bien nos sirve para acallar nuestra conciencia?
–Son sin duda una forma de ser más responsables con el medio ambiente, porque es el valor que se comercia: la belleza de una playa virgen, observar fauna marina en libertad, ascender una montaña con masa forestal intacta... Se demanda justo eso, la pureza de la naturaleza. Cuando aparece la conciencia es porque indica que no se está siendo coherente con los pensamientos y la conducta. Por tanto, si podemos elegir, siempre es importante acallar, como dices, nuestra conciencia con alguna conducta que nos acerque de nuevo a la coherencia ecológica. Lo que ocurre es que hay un reducido perfil de la población que por narcisismo piensa más en argumentar y comunicar que hay determinadas prácticas que no son «perfectas» y librarse así de cambiar su conducta. Nuestro lema es 'si todo el mundo surfeara, buceara, escalara, etcétera, la naturaleza estaría mejor preservada'.
–¿Con qué espacio dentro de la oferta turística de la Región de Murcia se queda?
–No podría elegir uno solo. Cada momento de mi vida me ha regalado experiencias inolvidables. El último que me ha emocionado ha sido escalar en el paraje de las canteras en el Valle. También recuerdo cómo se me saltaban las lágrimas al surfear hasta última hora del día viendo un atardecer rojo intenso en la cala de Negrete de Calblanque mientras el mar de poniente bombeaba olas sin parar. Observar en una inmersión a los meros que viven en la reserva marina de Cabo de Palos también es emocionante. Murcia tiene un potencial natural que te acerca más que nada en este mundo a nuestro verdadero ser.
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