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Especie autóctona de la Península Ibérica -ya en el siglo I d. C. Plinius Secundus hablaba de la presencia de estos reptiles en el sur ibérico-, la existencia del camaleón común o mediterráneo ('Chamaeleo chamaeleon') en la piel de toro siempre ha estado rodeada de controversia: hay científicos que aseguran que la especie fue introducida por el hombre en tiempos de los fenicios; y quienes defienden la capacidad de este reptil arborícola con grandes aptitudes natatorias de haber atravesado el estrecho a bordo de cualquier tronco hace cientos de miles de años y haber alcanzado la costa española. «Es un bicho que nada bien», resume Rubén Vives, de Ecologistas en Acción y uno de los responsables de los muestreos que este otoño se están realizando en el Parque Regional El Valle-Carrascoy, en colaboración con la Dirección General de Medio Natural y de la Sociedad de Estudios Biológicos Iberoafricanos. Sin embargo, la traslocación de ejemplares y las sueltas incontroladas, dado que su apariencia simpática le ha llevado a ser considerado una mascota, impide que un análisis genético haya servido a los investigadores para dilucidar claramente si la población peninsular es originaria o traída desde África y liberada.
Habitante habitual de la franja litoral de las provincias de Huelva, Cádiz y Málaga, y en el Algarve portugués, sus poblaciones se ha ido expandiendo, naturalmente y fruto de sueltas de ejemplares procedentes de África, hasta Granada, Almería e incluso Alicante -en la zona de El Pilar de la Horadada y en las salinas de La Mata-. No obstante, las primeras citas de la especie en la Región se remontan a los años 60 o 70 del pasado siglo, en la zona de las sierras prelitorales de Cartagena, «por Tentegorra, y se atribuye a traslocaciones realizadas por militares, que se los traían de Rota, Ceuta y Melilla», comentan desde Ecologistas en Acción.
Sea como sea y pese a que en Andalucía desarrollan programas para la conservación del camaleón -una especie considerada Casi Amenazada en el Libro Rojo de la Fauna Española y en el de Andalucía-, donde la consideran en franco declive por la grave alteración de los espacios litorales; en la Región de Murcia -donde no aparece ni siquiera en el catálogo de fauna-, el camaleón ha ido conquistando nuevas áreas y parece haber llegado para quedarse. Así, actualmente hay constancia de su presencia en las sierras prelitorales cartageneras (La Muela, Cabo Tiñoso y Roldán), en el Parque Regional de Calblanque, Monte de las Cenizas y Peña del Águila, en el Parque Regional de Cabo Cope-Puntas de Calnegre, en la sierra lorquina de Almenara, en el Parque Regional de las Salinas y Arenales de San Pedro del Pinatar; y, en el interior, en el Parque Regional de El Valle-Carrascoy, en Fortuna, en las sierras de Abanilla y Crevillente, en Coto Cuadros y en las pedanías altas de Lorca, detalla Vives.
Aunque su hábitat preferido son las franjas litorales con pinares de piñonero, donde la altitud no suele superar los 200 metros sobre el nivel del mar, y los suelos son especialmente blandos, como los arenales de San Pedro -donde se concentra la población de camaleón con mayor densidad de toda la península-, en la Región la población ha conquistado sin problemas territorios del interior, donde sus poblaciones son bastante estables.
Actualmente, explica el director del Parque Regional El Valle, Miguel Chamón, no se conoce cuál es la densidad de la población de camaleones en este espacio natural periurbano, pero sí que está presente desde hace casi dos décadas, cuando se tuvo constancia de la existencia de los primeros ejemplares. «Lo que sí está constatado es que cría en el parque, porque es habitual ver individuos de año y se han visto hembras poniendo huevos», afirma y asegura que este es el segundo año que se realizan los seguimientos y que, además de la educación ambiental, tienen como objetivo conocer mejor la población que alberga.
Así, este viernes 3 Ecologistas en Acción y la Sociedad de Estudios Biológicos Iberoafricanos ha convocado el tercero de los muestreos programados para este año. Una actividad nocturna con mucho éxito, a la que están invitadas todas aquellas personas que deseen vivir esta experiencia. «Hacemos grupos de unas 15 personas, con dos avistadores experimentados en cada uno. La idea es obtener información sobre su presencia: número de adultos, jóvenes, crías, coordenadas y distancia del suelo a la que los encontramos. Aunque no tomamos medidas y no es un muestreo científico, sí notificamos todas las citas a la Asociación Herpetológica Murciana (Ahemur), que las transmite al Servidor de Información de Anfibios y Reptiles de España para que quede constancia y se registren. Quedamos al anochecer y, antes de empezar, damos una charla de unos 10 minutos para que conozcan la especie».
El inicio de actividad ya conquista a los participantes, porque los camaleones son unos reptiles bastante peculiares y con una biología muy particular. Por ejemplo, su lengua es capaz de acelerar de 0 a 100 km/h en tan solo una centésima de segundo -una aceleración 200 veces mayor que la de un Porsche Spyder-, lo que lo convierte en un eficiente cazador de insectos. Otra curiosidad es su capacidad de cambiar de color, cualidad por la que es más efectivo hacer los muestreos por la noche y con ayuda de una linterna, ya que por el día pasan desapercibidos entre la vegetación. Esta habilidad, que les permite camuflarse con el entorno, es también una forma de expresar su estado 'emocional' -agresivo, en celo,...- y, según una investigación publicada en 'Nature Communications', además de los cromatóforos, un tipo de células pigmentarias, los camaleones cuentan con unas células con nanocristales de guanina, llamadas iridióforos, que, según la disposición que tengan, permiten ver unas longitudes de onda u otras (unos colores u otros).
En plena época de reproducción, a principios de otoño es cuando hacen las puestas, y de cría, los huevos del año anterior acaban de eclosionar. «Ahora se pueden ver desde hembras grávidas -cargadas de huevos que pondrán, entre 20 y 40, en un agujero que cavarán en la tierra- hasta camaleones recién nacidos, del tamaño de un pulgar», explica los especialistas a la concurrencia, que ya se remueve inquieta y deseosa de iniciar el censo.
Además, les explican, una de las principales amenazas con que se encuentran estos animales, de apariencia inofensiva pero bastante territoriales y agresivos en época de celo, es el atropello, ya que han encontrado con frecuencia «ejemplares atropellados en la subida a El Valle», reconoce Chamón; y añade Eduardo Escoriza, presidente de Ahemur, que se sabe de su presencia en Cabo Cope, Fortuna y las sierras de Abanilla precisamente por los atropellos. De hecho, aclaran desde Ecologistas en Acción, es una de las principales amenazas para este reptil arborícola -solo existe este en toda la Península-, seguida de la captura para llevarlos como mascota. «En El Valle, este verano hemos hecho campañas en las redes sociales con la intención de concienciar a la gente de que no les molesten ni los cojan, porque no son mascotas. Este acoso es uno de los problemas más evitentes del camaleón», añade Chamón.
Interesados en conocer las poblaciones de este reptil, los censadores conocen de qué «se alimenta: comen cualquier tipo de insectos (polillas, saltamontes y caracoles), pero, también, pequeñas culebras, otros camaleones pequeños, pajarillos y hasta ratones, los individuos adultos», detalla Rubén Vives; y son presa de aves rapaces, gatos domésticos, ginetas y garduñas, cita Vives. Y recuerda que, autóctona o no, esta especie, «mientras no se demuestre lo contrario», no supone una amenaza para la biodiversidad regional.
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