
Catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Murcia
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Catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Murcia
La Economía Ambiental y la Economía Agraria son los ámbitos de docencia e investigación en los que desarrolla su actividad profesional el catedrático de Economía ... Aplicada de la Universidad de Murcia (UMU) José Miguel Martínez Paz, (Almería, 1969), subdirector del Instituto del Agua y el Medio Ambiente de la UMU e investigador principal del grupo 'Economía Agraria y Desarrollo Rural'.
–¿Existe la Región de Murcia vaciada?
–Existir existe, aunque sin la intensidad global que tiene en otras zonas del país. Sí existen notables diferencias entre zonas de la Región. Cerca de un tercio del territorio murciano tiene muy baja densidad poblacional, muchas de las pedanías de Lorca son un ejemplo claro. Para estudiar el fenómeno del despoblamiento no solo hay que tener en cuenta la cantidad de habitantes, sino también su edad, dado que el envejecimiento de la población es clave por su evidente implicación en el soporte de las actividades económicas que dotan de dinamismo a un territorio.
–¿Por qué es importante para el medio ambiente que haya población en los entornos rurales? ¿Sería mejor para la naturaleza extensas áreas sin intervención humana?
–El hombre es parte integrante del medio ambiente e inseparable del mismo. Eso es diferente de hablar de medio natural, donde podríamos encuadrar al territorio sin intervención antrópica. Las reservas integrales son zonas que no han sufrido ninguna intervención humana y cabe protegerlas para que en ellas la naturaleza actué. Podríamos decir que funcionan como una especie de laboratorio. Pero la conservación del medio ambiente, tal y como se concibe en la actualidad, trata de hacer compatibles los objetivos conservacionistas para la naturaleza con el desarrollo socioeconómico, el mantenimiento cultural y su uso público. Un tercio de la superficie de la Región de Murcia tiene alguna figura de protección ambiental; es una proporción muy similar al de España en su conjunto, y hace a todas luces imposible no contar con la población en la gestión y manejo de estas áreas protegidas.
–¿No es antieconómico volver a prácticas agrarias que en su momento fueron suplantadas por otras más rentables?
–En absoluto. La agricultura murciana es prueba de ello. Aquí coexisten herbáceos y leñosos en secano, regadíos tradicionales y regadíos modernizados y tecnificados. Cada tipo de agricultura proporciona un distinto tipo de bienes y servicios, en cantidad y en calidad. Mientras que la agricultura orientada al mercado basa su rentabilidad en la venta de su producción, hay otras prácticas agrarias que además de sus productos proporcionan una serie de beneficios al conjunto de la sociedad, como, entre otros, crear paisajes, servir de freno a la erosión, mantener la biodiversidad, actuar como sumidero de carbono, generar oportunidades culturales y recreativas. Estos beneficios se denominan externalidades positivas de la producción y deberían ser valorados y remunerados en el marco de la intensa regulación pública existente para la actividad agraria. De ese modo serían rentables para el agricultor modelos productivos menos intensivos. Además, el sector agrario más tradicional, con prácticas sostenibles, y junto a actividades económicas derivadas (agroindustria y agroturismo, por ejemplo), es una de las bazas para frenar el despoblamiento de nuestras zonas rurales.
–En esta misma línea, usted lleva tiempo trabajando en la denominada valoración socioeconómica de los espacios naturales protegidos, ¿qué rendimientos económicos se puede extraer de estos espacios?
–Los espacios naturales protegidos tienen un impacto social y económico global sobre el conjunto de la sociedad, dada la multitud de bienes y servicios que proporcionan y que contribuyen al bienestar humano. Ahora bien, estos bienes y servicios, dado su carácter de bienes públicos, no pasan por el mercado, y por tanto no tienen un precio con el que explicitar el valor que sin duda poseen. El objeto de estos trabajos es obtener y estudiar este valor, sus componentes y las preferencias de la sociedad para incrementarlo. Los espacios naturales pueden tener un impacto financiero local que incremente oportunidades de crecimiento y desarrollo socioeconómico del territorio. Pueden crear actividades empresariales a su amparo, de ocio, restauración, culturales, de turismo de naturaleza, alojamientos, producciones geográficamente protegidas (alimentos, artesanía, etc.), y más. La administración pública debe actuar como impulsor global de estas iniciativas y como dinamizador de las iniciativas privadas.
–¿Qué nos falta para extraer un mejor rendimiento a nuestros espacios naturales?
–La Región de Murcia tiene una gran diversidad de sistemas en sus espacios naturales. Aquí hay áreas costeras, de montaña o semidesérticas que además están especialmente próximas. Esto supone una oportunidad para la promoción de actividades socioeconómicas relacionadas como las que acabo de mencionar. Una de las características diferenciales de la Región es la diversidad y calidad paisajística, que debe ser protegida de actividades muy impactantes. Otro reto es incrementar la oferta de plazas de turismo rural y realizar una mayor difusión de los atractivos de estos espacios, complementando y estableciendo sinergias con el tradicional modelo de sol y playa.
–¿Es optimista o pesimista sobre la relación de esta Región con su medio ambiente?
–Parafraseando a [el teórico Antonio] Gramsci diré que al pesimismo del conocimiento es preciso oponer el optimismo de la voluntad. Pese a que los desafíos ambientales son muchos e innegables, tanto a nivel global (agotamiento de recursos, extinción de especies, clima,...) como más local (desertización, sequías, Mar Menor,...), también es cierto que las conciencias están cada vez más agitadas. Hay un mayor conocimiento y sensibilización ambiental, y se valoran cada vez más tanto lo natural como la naturaleza en sí. El reto es poner nuestras capacidades científicas y la tecnología al servicio de las soluciones de los problemas ambientales, a la vez que se asume la perdida de beneficios materiales en el corto plazo. No es fácil.
–¿Qué rincón natural de la Región es su preferido?
–Al no ser oriundo de la Región he ido conociendo sus espacios naturales mientras acometía distintos estudios, lo que me permite valorarlos desde una la doble óptica personal y científica. El Parque Regional de Calnegre y Cabo Cope está sin duda en este grupo de preferidos. Y no puedo dejar de señalar a la Huerta de Murcia, que me parece un espacio singular de gran valor socioambiental.
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